Roberto Irrazábal
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Durante su visita al país, en el marco del Primer Congreso de Comunicación Política y Gobernabilidad, el especialista español en Comunicación e Imagen Política, Jorge Santiago Barnés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca y director del Máster en Asesoramiento de Imagen y Consultoría Política de la Universidad Camilo José Cela (Madrid), conversó con ÚH sobre la tendencia mundial de un mayor control al financiamiento de las agrupaciones políticas, la necesidad de que la Justicia aplique sanciones que sirvan de ejemplo, entre otros temas abordados, como las nuevas herramientas en el márketing político.
–¿Cómo ve la importancia de transparentar el financiamiento de las campañas políticas de candidatos?
–La transparencia es la tendencia, la tendencia a que todo sea visible, explicable, que toda acción que se haga pueda tener un seguimiento y escrutinio para investigar el origen. Todos estos males vienen por la escasez de una ley electoral o de financiación electoral, de lo cual adolecen la mayor parte de los países.
–¿Por qué cree que no se legisla al respecto?
–Es una de las leyes más fáciles de hacer, pero más difícil de que las hagan, porque todos los partidos políticos están en contra. Qué partido va a legislar contra sus intereses. No van a querer limitar sus ingresos ni poner al descubierto a las empresas que les ayudan.
–¿Cómo cambiar esto?
–Esto cambiará cuando los ciudadanos quieran que cambien, cuando la gente se sienta lo suficientemente crítica o atrevida para exigir, porque en el momento que el pueblo habla, los demás callan, o sea, la clase política no tiene opción, y la clase política no tiene opción. En España, hay una parte de Cataluña que quiere independizarse, la ciudadanía sale a la calle y se acabó, el Gobierno no debe decir nada o no puede, y si mandas a la Policía a pegarles, pues estás fuera, como el señor Rajoy, está fuera, aunque él no lo sepa. Los políticos deben darse cuenta de que si están ahí es porque nosotros queremos y para que hagan lo que nosotros queremos, no para que hacer lo que ellos quieren.
–¿Cuál es su interpretación de esta puja entre poder y ciudadanía?
–Es un proceso que es lento, pero que avanzará si las sociedades de los diferentes países nos ponemos y exigimos un poco más. Creo que los medios de comunicación y las redes sociales, esta inmediatez, está facilitando eso, cada vez los ciudadanos estamos más informados, y cada vez permitimos menos abusos.
–En España ¿cómo va el control a las campañas?
–Allí hay una ley electoral, pero que está muy coja en el tema de la financiación. Para que te hagas una idea, el Partido Popular, por ejemplo, sus tesoreros están en la cárcel todos; el partido ha sido intervenido por la Justicia porque la sede fue financiada ilegalmente, hay un lío, todo es corrupción. Si alguien necesita buscar dinero fuera es porque necesita para hacer una campaña.
–¿Cómo pensar una ley de financiación electoral?
–Si haces una ley de financiación electoral, con el consenso de todos los partidos políticos, y dices que no se puede gastar más de x, es como cuando vas conduciendo y te dicen que no puedes correr más de 100 km, y si vas a 140 km te ponen una multa, y si vas 180 km por hora ya es un delito penal porque puedes matar a alguien, y esto es lo mismo. Si la ley te dice que no puedes gastar más de USD 3 millones y gastó USD 7 millones, tendrá que explicar de dónde sacó los USD 5 millones y además cometió un delito. Yo creo que al principio costará, pero en el momento que metas a dos en la cárcel, el tercero ya se lo va a pensar y poco a poco iremos avanzando.
–¿Qué piensa de los cambios en márketing político?
–Pues, efectivamente, hemos pasado del siglo XX al XXI en cinco años en el márketing político, está evolucionando muy rápido, y están apareciendo herramientas, estrategias y técnicas que hasta hace poco eran desconocidas. Además estamos en un continuo aprendizaje, la adaptación es más rápida; el márketing político al final tiene un mismo objetivo en todas las partes del mundo y todos los procesos electorales, que es ganar una elección.
–¿Cómo analiza usted al fenómeno Trump?
–Yo creo que no ha habido un fenómeno Trump, así como tampoco hubo un fenómeno Obama. Él no ganó gracias a las redes o Trump por sus tuits, hay algo más complejo atrás, hay un contexto, ocho años anteriores de otro gobierno, un proceso de cambio que la sociedad norteamericana busca cada ocho años, y tocaba republicano. La candidata demócrata antes de empezar el partido ya iba perdiendo, porque una campaña electoral es sorpresa, entusiasmo, y a la señora Hillary Clinton ya la conocíamos desde hace muchos años... Están pasando muchas cosas en el mundo, y no solo por el márketing o las redes sociales, estamos cambiando de ciclo. Hay movimientos sociales que hace 20 años no existían y la clase política y la gente está cambiando, hay más información, capacidad de crítica y los políticos deben adaptarse.
–¿Cómo ve el fenómeno de los outsiders?
–Es un fenómeno global, lo tienen en México con Bronco que es un gobernador; en España tienes desde Pablo Iglesias, que es un catedrático de la Universidad Complutense y ahora es la segunda fuerza política. Acá en Paraguay hay, y en EEUU, el mayor que es Donald Trump.
–¿Por qué cree que nace este fenómeno?
–Creo que viene por un sistema tradicional del siglo XIX, que es el de los partidos políticos que se someten al escrutinio de una ciudadanía que todavía piensa en el siglo XX y estamos usando técnicas del siglo XXI, con lo cual, o nos adaptamos con este follón que hay allí, o los partidos lo tienen difícil. Esto porque hemos cambiado, ya no hay casi ese debate ideológico, los ciudadanos ya no nos preocupamos tanto por eso, y los ciudadanos cada vez tenemos una mayor permeabilidad y flexibilidad, y tenemos en cuenta cosas nuevas.
–¿Existe una crisis del sistema tradicional?
–Hay una crisis de los partidos políticos, una crisis del sistema, y, sobre todo, hay corrupción en muchos partidos y países; España, el primero; también en Paraguay, en EEUU, hay mala gestión en determinados dirigentes, sobre todo de los partidos tradicionales. Entonces, la gente busca soluciones donde no las había antes, en gente populista, que sabe decir lo que quiere escuchar, que no está quemada, con lo cual seducen y fascinan a determinada población, generan incertidumbre y revuelo que hasta hace poco no existían, pero vamos a tener que acostumbrarnos a convivir con eso.