La ruta se construyó en 1975 y este trayecto fue abierto como la gran mayoría ya sabe, en medio del Cerro Caacupé. “Cuando se utilizan explosivos normalmente generan fracturas adicionales y aumenta la debilidad del talud, y cuando hay grandes precipitaciones se va desgastando la estabilidad de la pared”, aseguró el profesor Narciso Cubas, del departamento de Geología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UNA.
El geólogo agregó que la circulación de vehículos en la zona es también riesgo constante y otro factor que debilita el suelo. “Se puede estimar que todo el corte del cerro está sujeto a derrumbe”, manifestó en comunicación con la 1080 AM este jueves.
Explicó que la parte que se derrumbó este miércoles en la ruta fue ya un talud que llegó al límite y fue intensificado su desgaste con las lluvias.
“Generalmente se producen deslizamiento o caída de bloques por movimientos sísmicos pero este no es el caso, ni tampoco corresponde a carreteras de montaña donde hay corridas o flujos. Es caída por contribución de la caída de agua y vibraciones”, aclaró.
Normalmente hoy día las construcciones viales no quedan más taludes, porque constituye una zona de riesgo, además se realizan tratamientos para sostener y dar firmeza a los cortes inclinados para que sea más fuerte el soporte.
La solución para no poner en riesgo la vida de los transeúntes es empezar un trabajo de ingeniería para aumentar la estabilización de taludes, para lo que necesariamente se tiene que contratar a expertos que se instalen en la zona.
Poco después del mediodía de ayer, parte del cerro de Caacupé cayó y cubrió totalmente un sector de la ruta 2 Mariscal Estigarribia, a la altura del kilómetro 46,5 en Ypacaraí.
Afortunadamente, ningún vehículo pasaba por el tramo en ese momento y no se registraron heridos, pero las piedras caídas ocasionaron el bloqueo momentáneo del tránsito vehicular.