EFE.
La “Gritería chiquita” es una demostración de fe popular con cantos y oraciones agradeciendo a la Virgen María el fin de la erupción del Cerro Negro en 1947.
Durante la solemne misa, celebrada en la Real e Insigne Basílica Catedral de León, el obispo Vivas coronó a la imagen de la Virgen de Nuestra Señora de la Asunción, ante cientos de católicos que abarrotaron el templo.
“Este día reviste para nosotros, discípulos de Jesús por su misericordia, especial solemnidad porque tenemos la ocasión de darle a Jesucristo una gracia muy de corazón por el don de la Madre que nos ha concedido”, expresó el religioso durante la eucaristía.
Recordó que hace 70 años, un 10 de julio, el volcán Cerro Negro, el más joven de Centroamérica, hizo erupción y las cenizas que lanzó cayeron durante varios días sobre las viviendas de la ciudad de León.
En esa ocasión, los pobladores de esa ciudad, ubicada a 90 kilómetros al noroeste de Managua, por iniciativa del obispo Isidro Oviedo Reyes, levantaron altares en honor a la Virgen de la Asunción, cuya imagen fue paseada por las calles para pedir que cesara la actividad volcánica.
Después de los ruegos de los pobladores de esa ciudad, la actividad del Cerro Negro cesó, y, creyendo que era un milagro, las autoridades eclesiales de la época establecieron que cada 14 de agosto se celebrara en todos los municipios del departamento de León el día de la “Gritería Chiquita”, en el que se canta a la Virgen y se reparten golosinas entre los promesantes.
“La súplica de este pueblo, patrocinada por la Madre del Señor, realizó el milagro, hace setenta años, y ahora estamos ante esta hermosa imagen de Nuestra Señora de la Asunción”, señaló el jerarca.
El Cerro Negro, de 728 metros sobre el nivel del mar, es uno de los más activos de Nicaragua.