Los voluntarios de la organización y veterinarios se enfocan principalmente en animales sin dueño. Aquellos que son abandonados en cajas o envueltos en bolsas o tela en lugares como cementerios, mercados municipales, etc. El objetivo principal es evitar la superpoblación de los peluditos callejeros.
Christiane Reimer, médica veterinaria de la Municipalidad, comenta que por medio de trampas jaulas los voluntarios atrapan a los gatos, que son salvajes porque no tienen contacto con los humanos. Se los castra, desparasita y les hacen un corte en la punta de la oreja para indicar que ya fueron castrados.
La cirugía no es compleja, pero si se complica la herida de una gata queda más tiempo bajo observación y luego se la libera.
“Hay una falta de conciencia de la gente. La gata puede tener cría cada dos meses, los dueños no quieren pagar por la castración o recurren al anticelo (que es muy malo porque les produce tumores mamarios o infección en el útero), se les pasa y el animal tiene cría y los arrojan”, señala la médica veterinaria.
Pero no solo los callejeros son atendidos, hay excepciones con esas personas que, por ejemplo, tienen 20 o 30 gatos o porque se reproducen rápido, los rescatan o se les abandona en frente de sus casas.
“Nos enfocamos solamente en los gatos callejeros. Hay veces que se encuentra a perros abandonados, se los recata, se les hace el análisis de leishmania y luego se les busca hogar”, explica.