“Ojalá esas personas que compraban la leche y hayan pedido factura se acerquen”, manifestó el doctor en Veterinaria Diego Ayala, ex alumno de la Universidad de Asunción (UNA) a Noticias Paraguay este martes.
Se refirió a esas personas y recomendó que se acerquen al campus y exijan a los funcionarios del Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa) que les practiquen las pruebas para verificar si también fueron afectados por la bacteria.
Asimismo, confirmó que durante las pruebas a alumnos, 16 quedaron entre los casos sospechosos, lo que justamente preocupaba a la población académica.
Lamentó que desde la Facultad no se hagan responsables como corresponde y solo “se tiren la pelota entre Laboratorio, Decanato y docentes”.
Ayala considera que errar es humano y que es comprensible, pero asumir el error con responsabilidad es lo que se espera en este tipo de casos.
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En conferencia de prensa realizada en la tarde del lunes, Azucena Cabrera, decana de la Facultad de Veterinaria, confirmó que la venta de leche de cabra y de vaca se suspendió inmediatamente cuando se confirmaron los dos primeros casos de universitarios infectados.
Sin embargo, esto ocurrió recién el 16 de este mes, mientras que los alumnos alegan que se tuvo conocimiento de la presencia de la enfermedad 10 días antes, pero las autoridades no actuaron.
“Es exposición al peligro”, calificó el veterinario. “Estamos hablando de un acto criminal porque la Facultad de Veterinaria ya estaba en conocimiento el 6 de octubre, supuestamente, y ni siquiera sacaron un comunicado”, dijo.
¿Problemas en el laboratorio?
Otro punto que llamó la atención de estudiantes y egresados es que uno de los principales objetivos de la práctica es que los alumnos realicen las pruebas de brucelosis en animales, con base en muestras que se obtienen a través del sangrado.
“Alumnos egresados mencionaron que solían hacer (la prueba) en bovinos y salía positivo, pero el profesor decía que se hizo mal la prueba”, sentenció el denunciante.
Se sospecha, además, de que puede tratarse de problemas con los reactivos en el laboratorio, por eso los resultados no fueron precisos. El jefe de cátedra no tenía conocimiento de la enfermedad.
Solicitan que el Ministerio Público actúe de oficio, teniendo en cuenta que se trata de un caso que afecta a la salud pública.
“Todos los miembros del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Veterinarias son responsables, como la decana, porque son los que comandan la institución, no pueden estar ajenos a lo que sucede en la Facultad”, sentenció.