Este miércoles arrancó oficialmente la Cuaresma y los católicos deben someterse a ayunos y abstinencias que conduzcan a la reflexión. Durante este tiempo litúrgico existen diversas formas de aplicar esta penitencia, y una de ellas podría ser alimentarse solo a base de cerveza.
En el siglo XVII un grupo de monjes de la Orden de los Mínimos (Paulaner Monks en alemán) que se encontraban ubicados en Baviera (Alemania), debían ayunar durante la Cuaresma.
Los religiosos decidieron optar por algo sustancioso que ayudara a soportar el ayuno durante esos días, por eso eligieron la bebida tradicional de la región: la cerveza, y la elaboraron ellos mismos.
La sustancia era dulce con gran cantidad de nutrientes, pero el alcohol era bajo, según describió el medio digital ACI Prensa.
La historia es contada por Martín Zuber, el maestro cervecero de la compañía alemana Paulaner, ya que la bebida que ofrecían estos frailes, posteriormente, se convirtió en un producto de la empresa.
ERA MODERNA
En el 2011, un periodista cristiano llamado J. Wilson decidió probar la efectividad de esta práctica y la implementó durante la Cuaresma de ese año, según informó el medio.
Wilson, quien era editor de un periódico en Iowa (Estado Unidos), consiguió apoyo desde su trabajo y una cervecería local.
El hombre debía beber cuatro cervezas por día, de lunes a viernes, y cinco cada día durante los fines de semana.
Si bien el profesional recibía supervisión de un médico, bajó 11 kilos, pero sostuvo que logró aprender la autodisciplina.
El periodista calificó la experiencia como transformadora y no perjudicial para la salud. “Entonces mi cuerpo cambió de marcha, reemplazó el hambre por el enfoque, y me encontré operando en un túnel de claridad diferente a todo lo que había experimentado”, escribió en un post publicado en el blog de CNN.
Agregó que con lo que vivió se percató de que el cuerpo humano puede lograr lo que se proponga, desde escalar montañas hasta correr maratones.
Por último, manifestó que esta práctica ayudaba a los monjes a redescubrir sus deficiencias y realizar un esfuerzo por perfeccionarse. “La experiencia probó que la historia de que los monjes ayunaban con cerveza no solo era posible, sino también probable”, concluyó.