Su nombre real es Alejandra Omaña, nació en la ciudad colombiana de Cúcuta. Es periodista de profesión y ahora actriz porno.
Su nombre artístico es Amaranta Hank, basado en un personaje de Cien años de soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, y el apellido en honor al antihéroe creado por Charles Bukowski, informó el portal RT Noticias.
En una entrevista al medio de su país, la joven confesó que fue una decisión que tenía aplazada desde hace algunos años por temor a su familia y la gente en general. “Pero a finales del año pasado sentí que ya había terminado un ciclo en el periodismo”, contó.
Aseguró que lo que siempre le gustó fue la pornografía y que aunque se haya dado cuenta de eso, le costaba dedicarse a ello al cien por ciento.
¿Cómo empezó?
Los primeros escarceos con la desnudez y el público se dieron hace dos años cuando Amaranta prometió en su cuenta de Twitter que se desnudaría si su equipo de fútbol, el Cúcuta Deportivo, ascendía.
“Nunca había hecho nada de eso (...) pero ya estoy tranquila, ya fue suficiente”, había manifestado cuando todavía se dedicaba a la promoción cultural.
Hacer frente a la hipocresía
En Bogotá grabó su primer video, donde se la ve vestida de monja, rosario en mano y masturbándose en cámara. Esto le generó un distanciamiento con su familia, que es católica.
“No hubo navidades juntos ni carnavales y mucho menos Semana Santa”, comentó.
Cada vez que hablaba con su mamá, cuestionaba que la juzgue por haber metido elementos religiosos en el video, pero le recordó que en Cali un cura violó a un montón de niños y el sacerdote dijo que la violación había sido por culpa de los niños y de los padres.
“Eso sí está bien para ella. Por eso insisto en que esta es una sociedad hipócrita, de doble moral, que es absurda, ¿sabes? A mí eso me vale nada. Si yo seguía prestándole atención a lo que la sociedad quería para mí o lo que mi familia quería para mí, iba a terminar suicidándome segurísimo”, señaló.
Por otro lado, aclaró que la pornografía y el periodismo pueden ir de la mano. “Pienso que el público en general, poco a poco, empezó a entender que hacer pornografía no me hace menos, que puedo seguir ejerciendo mi carrera al mismo tiempo. No son todos, pero creo que la gente está volviéndose más respetuosa”.