El 8 de diciembre de 1976 salió al mercado el que era el quinto álbum de una banda formada cinco años antes en Los Ángeles y que desde su primer hit conoció un gran éxito con su mezcla de country, rock, folk y soul, pero que llegó a la cumbre con Hotel California.
Ese disco, y en especial el tema que le daba título y que comenzó a esbozar el guitarrista Don Felder y luego dieron forma Don Henley y Glenn Frey, alcanzó tal repercusión que lo que Eagles había hecho antes, prácticamente, dejó de existir.
Fue el “cenit” de su carrera, en palabras de Frey, que en una entrevista con la BBC en el año 1992 reconoció también que el éxito del disco, del que se vendieron más de 30 millones de copias, destruyó al grupo. “Ya no confiábamos en el instinto de los otros y hubo notables desacuerdos. Además, Henley y yo teníamos problemas con las drogas, lo que no ayudaba”, reconoció Frey.
Tras Hotel California el problema era sobre qué escribir y eso fue lo que condujo a la separación del grupo en 1980, aunque se volverían a juntar en 1994 y, con algunas interrupciones más breves, se mantuvieron unidos hasta la muerte de Frey en enero de este año.
Más allá de interpretaciones, el álbum se llevó el Grammy de 1977 a mejor disco del año y la canción se ha convertido en un himno musical. EFE