Cientos de personas se congregaron frente al siniestrado local en Trinidad para el acto de recordación de aquel hecho que marcó para siempre sus vidas.
El acto central se realizó cuando el reloj marcó las 11.20, hora en la que se había iniciado el incendio del supermercado, aquel 1 de agosto del 2004. El momento fue acompañado por las sirenas de los carros de bomberos de la zona.
Miguel Samudio (65), quien perdió a dos de sus hijos y una nieta, dijo a ULTIMAHORA.COM, que pide a las autoridades que no quede impune la muerte de 400 personas.
Samudio comentó que los restos de sus seres queridos le fueron entregados tres meses después del hecho. “En una caja me entregaron sus restos en pedazos”, detalló.
“Yo lo que le digo a las autoridades es que quiero justicia, ni siquiera pido ayuda económica, quiero que se haga justicia”, dijo.
Ausencia de Samaniego
Los presentes cuestionaron al intendente de Asunción, Arnaldo Samaniego, por no haber asistido al acto. El mismo fue invitado para presentar un informe sobre las gestiones de la comuna en cuanto a prevención de incendios.
El intendente, se limitó a enviar una copia del informe para que sea leído durante el acto de recordación, comentaron los organizadores.
Lección no aprendida
Carmen Rivarola, de la Coordinadora de Víctimas del Ycuá Bolaños, señaló que el incendio del supermercado, representa una “lección no aprendida”. Cuestionó que hasta la fecha no se han mejorado los sistemas de prevención de incendios.
Recordó además que las víctimas siguen esperando la expropiación del predio situado en Trinidad, donde rige el santuario de los 400 fallecidos.
El 1 de agosto del 2004, se produjo la muerte de 400 personas a consecuencia del incendio del supermercado Ycuá Bolaños, situado en Trinidad, Asunción.
Según denuncias de familiares de víctimas y testigos del hecho, las puertas del local fueron cerradas al detectarse el incendio.
Tras el hecho y luego de un dilatado proceso, fueron condenados por homicidio culposo el propietario del local, Juan Pío Paiva (12 años), su hijo Víctor Daniel Paiva (10 años) y el guardia Daniel Areco (5 años). El custodio y Víctor Paiva ya recuperaron su libertad.