Marian Quiroga
La llegada de un hijo es una bendición, pero cuando se trata de cuatro, el amor y la alegría se multiplican, al igual que el trabajo, el estrés y el cansancio.
En ocasión de celebrarse el Día de la Madre, compartimos cómo una madre de cuatrillizos vive esta peculiar experiencia.
LUCES DE ESPERANZA
Hace más de siete años a Carolina Méndez le diagnosticaron como infértil a causa de una intervención que le practicaron para extraerle un mioma del útero, lo que le impedía concebir un hijo. Tras contraer matrimonio con Balbino Fernández, en 2014, los recién casados ansiosos por formar una familia con hijos, buscaron alternativas de tratamientos de estimulación ovárica.
Gracias a los procedimientos que les impusieron los especialistas, con relaciones programadas, entre otros tratamientos, logró quedar embarazada de cuatrillizos.
Los bebés nacieron prematuramente a las 32 semanas. “El primero en nacer fue Joaquín, luego José, Julieta y, por último, Julián. Estuvieron un mes en terapia intermedia para ganar peso, el más chiquito que es Julián quedó internado un mes y medio”, recuerda.
Amor multiplicado
Carolina no esperaba tener un embarazo múltiple, pero asegura que la felicidad que sintió en ese momento también se multiplicó con la llegada de sus hijos. “No niego que al principio que me enteré que venían me asusté, pero siempre tenía la confianza y la fe en Dios que les tendría conmigo a los cuatro”, comparte orgullosa.
Durante los primeros cinco años de Joaquín, José, Julieta y Julián, Carolina no pudo trabajar. Admite que recibe ayuda de su madre y una prima para el cuidado de los niños.
Ahora los cuatrillizos tienen 7 años y para ella el principal reto es dedicarles suficiente tiempo de calidad. “Como todo niño cada uno requiere de mucho cuidado y mucha atención”, menciona.
Al describir a los cuatrillizos la mamá se llena de orgullo y relata que cada uno tiene una personalidad diferente.
La rutina diaria de la familia Fernández-Méndez es un caos. Lo cierto es que desde hace siete años, los “cuatro fantásticos” revolucionaron la vida de Carolina.