19 abr. 2024

Una guerra por la vida

Luis Bareiro – @Luisbareiro

En las próximas semanas seremos sometidos como nación y como sociedad a la prueba más dura que hayamos enfrentado quizás desde la guerra del Chaco. La lucha por contener la expansión del Covid sacudirá nuestro endeble sistema de salud pública hasta sus cimientos y tomará del cogote a una economía que apenas daba sus primeras señales de recuperación luego de un espantoso 2019. Habrá escenas de desesperación en los hospitales públicos y privados, miedo entre los empleadores y empleados, y pánico entre los emprendedores y aquellos que generan sus ingresos por cuenta propia.

Esta pesadilla, sin embargo, también puede ser una oportunidad histórica. Es muy probable que el gobierno decida aplicar el plan del ministro de Hacienda, Benigno López, de suspender por dos meses o más todos los pagos de impuestos e incluso de servicios básicos a cargo de empresas públicas, como el agua y la luz. La idea es postergar todos los gastos de los empleadores buscando que mantengan la mayor cantidad de puestos de trabajo posible; y de los empleados, para que puedan seguir consumiendo.

Por supuesto que esto dejará sin sangre a un monstruoso aparato público que de alguna forma deberá seguir operando. Afortunadamente, el hecho de que hayamos estado haciendo bien las cosas en eso que algunos valoran tan poco, la macroeconomía, nos da el margen suficiente como para conseguir prestamos internacionales o incluso adelantos del Banco Central para financiar la actividad del estado mientras dure la mora tributaria.

A diferencia de Argentina o Brasil, por ejemplo, nosotros podemos incluso apelar en última instancia a la emisión de dinero (prestamos del BCP) y a la tregua fiscal sin que se dispare el riesgo de inflación ni se desbarranque por completo el déficit fiscal.

Igual estaremos rompiendo el cristal para casos de incendio. Esto es absolutamente excepcional y jamás debe volver a repetirse. Pero, si lo hacemos, su caracter único nos genera además la oportunidad de cambiar sustancialmente la forma como gastamos el dinero público. Que se trate de un recurso excepcional nos da la fuerza que se necesita para restringir y ordenar por fin el presupuesto público.

Por ejemplo, si vamos a endeudarnos para pagar el salario de los funcionarios, tenemos el derecho de exigir que se pague únicamente los beneficios que hoy tiene un trabajador privado. En esta crisis, solo ellos tendrán garantizado su salario, por lo tanto es lógico que se elimine cualquier privilegio adicional, desde ayudas vacacionales, presentismo hasta el subsidio de las tarifas de la luz. Cualquier beneficio extra solo puede contemplarse para los trabajadores de la salud y los de la seguridad. Todos los demás contratos colectivos de trabajo deben quedar suspendidos y sujetos a revisión.

Se debe reorientar todos los gastos absurdos de combustible, seguros VIP, viáticos y cuanta erogación burocrática innecesaria figure hoy en las cuentas de funcionarios de alto rango, legisladores y operadores políticos. Hay que borrar de un plumazo todo gastos relacionado con los parlasurianos, desde sus dietas hasta los operadores políticos colgados de su presupuesto.

Será el momento de dibujar un presupuesto radicalmente distinto. El plan de gastos del 2021 deberá mantener la reorientación de los recursos hacia salud pública y educación. La ocasión será irrepetible para debatir sobre la creación de un sistema universal de salud pública y la unificación de las cajas de pensiones.

La crisis nos dará la autoridad moral para exigir a la clase política la reducción de los subsidios a los partidos, la reorientación de royalties y recursos del Fonacide que reciben hoy gobernaciones y municipios, y aumentar la presión para que la justicia se depure y accione contra quienes se quedan con el dinero de la gente.

Esta pesadilla por la que vamos a atravesar tiene que cambiar por completo nuestra relación con quienes manejan nuestro dinero. Muchos no llegaremos al final de este horroroso capítulo porque la precariedad de los servicios públicos se cobrará más vidas que el virus propiamente. Grande serán el dolor y la bronca. En homenaje de quienes caigan debemos usar esos sentimientos para destrozar las viejas estructuras del poder y sentar las bases de una sociedad distinta. Que sea una guerra por la vida, una vida mejor para todos.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.