09 feb. 2025

Un destello de ternura iluminó el Psiquiátrico

Las personas con discapacidad mental compartieron una velada de música, gaseosas y pan dulce. Artistas y empresas se solidarizaron con esta iniciativa impulsada por un joven voluntario y la activa participación de los protagonistas.

Por Patricia Lima

Es la primera vez que María Elena viste un disfraz. No le intimida imitar a otra persona. La esquizofrenia con la que convive hace años la tiene acostumbrada a destellos de genialidad y desconcertantes abismos. Hay veces en que su mente se evade y no se siente ella misma. Pero esta noche es distinta, interpreta adrede un personaje: nada menos que a la Virgen María.
Nunca antes había cantado en un escenario. El manto azul y el muñeco en brazo le molestan un poco, pero no deja de seguir el ritmo de sus otros compañeros del coro del Neuropsiquiátrico. “Noche de paz, noche de amor” abre el espectáculo. Es viernes, casi al anochecer, y en el jardín de uno de los pabellones se prepara la cena de Navidad.
“La noche blanca de hospital / toda la gente se alegra/ porque el Niño ha nacido en un portal”, dice una frase que Obdulio, el poeta del grupo, escribió especialmente para la ocasión. No pudo leer personalmente su obra, porque por un problema gástrico tuvo que ser internado en Clínicas.
La fiesta fue cortita. Comenzó a las 19 y terminó una hora y media después. El menú, más que modesto: Empanadas, gaseosas, pan dulce y algunas golosinas. Pero para las 50 personas internadas que asistieron al acto y las otras 330 que recibieron los dulces en sus pabellones constituyó un momento de alegría.

NOCHE DISTINTA. ¿Como se pasa aquí la Navidad? “Lleno de remedios”, cuenta con voz seca María Elena. “A las 6 ya se duerme, yo ya estoy acostumbrada, hace un siglo que estoy acá. ¿Cuántos años tengo? Ni me acuerdo, yo me pongo 40, pero bien llevados”, responde con inesperada coquetería.
“Se siente un poco de soledad nomás”, cuenta Omar, de Ciudad del Este. “Extraño la farra, el vinito y la sidra, pero eso es una vida pasada que ya no puede ser, con el tiempo tal vez, soy joven”, comparte con esperanza. Tiene 31 años, una esposa y una hija, que lo dejaron después de una crisis. “Ojalá vuelvan algún día”.
Entre los pacientes faltaba Antonio, un muchacho de Ciudad del Este que había sido uno de los más activos participantes de los talleres. Salió de alta en noviembre con medicación para un mes. Cuando se le acabó, recurrió al hospital regional, pero no había. Le dijeron que compre de la farmacia. Costaba G. 100.000 y apenas tenía la mitad. Tres días después se suicidó.
La directora del Neuropsiquiátrico, Nancy Monges de Acosta, recalcó que la reforma de la salud mental no se limita al interior del hospital. Debe trascender y crear alternativas de verdadera inclusión. Que los medicamentos estén disponibles, que los funcionarios estén capacitados, que las familias reciban asistencia económica son deseos esenciales. La fecha es oportuna para reiterarlos.

La solidaridad llegó desde Los Ángeles

La idea distinta de este año fue compartir una actividad por la noche. “El festejo de Navidad es siempre una cena y es justamente es el momento en que ellos están más solos”, explica Javier, un joven paraguayo que trabaja como actor en Los Ángeles y, desde hace un año, decidió acercarse al hospital como voluntario para compartir su tiempo libre durante las semanas que permanece en el país.
Fue él quien organizó la cena navideña y contactó con las empresas auspiciantes para los alimentos. “En realidad, sólo fui la voz de ellos”, dice con humildad. Ni siquiera quiso que se mencione su apellido. “Acá todos me conocen como Javier, así está bien”, apuntó.
Beuty Express, Bright Star, Distribuidora Internacional, Copetrol, Don Vito, Paraguay Refrescos, Profarco, Unilever y Universal Import, fueron las nueve empresas que ayudaron. También asistieron actores de la serie televisiva La Chuchi y los senadores Enrique González Quintana y Miguel Abdón Saguier.