Rebeca González Garcete | Comentarista de cine
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En un país que recién empieza a forjar su identidad visual y, por eso, a existir en el mapa del mundo cinematográfico, sin lugar a dudas el estreno comercial de Cuchillo de palo, de Renate Costa Perdomo, es un gran acontecimiento.
Cuchillo de palo lidia con un tema tabú: la vivencia de la homosexualidad no solamente durante la época de la dictadura, sino en el presente. ¿Cómo se sentía ser homosexual en la época de Stroessner? ¿Qué tan abiertamente se puede hablar de eso hoy en día? La obra de Renate Costa Perdomo se acerca a esto con una mirada honesta, con un deseo íntimo de entender las cosas. Es más, la autora confiesa que este trabajo “es un intento de reconciliarnos con nuestro pasado”.
Con el punto de partida de la muerte de su tío Rodolfo, la realizadora se mete en el campo minado de los recuerdos, de los vacíos y los silencios que tanto pueblan las historias familiares. Buceando en esa historia del tío que -según dicen- “murió de tristeza”, Costa cuenta algo de ese cuchillo de palo nacido en la casa de un herrero y va juntando pedacitos de un rompecabezas que tal vez nunca pueda resolverse. De paso, y lo más interesante que resulta de este proceso, es la relación con su padre.
Don Pedro Costa es un pilar fundamental en el documental de creación realizado por su hija Renate. En principio, para entender la mentalidad bastante arraigada en nuestras sociedades acerca del tema de la homosexualidad, pues él -con bastante franqueza y convicción- señala lo que piensa con respecto a eso y a la personalidad de su hermano. Se da, entonces, una lucha interna entre lo que uno cree correcto y única verdad, y el amor fraterno.
Además, asistimos un tanto divertidos al duelo que a veces se da entre el padre y su hija. En eso, el acierto está en esos diálogos sinceros, con espontaneidad lograda, que también dejan por sentadas las diferencias de pensamiento y de sentimientos entre dos generaciones. Hay momentos en que ambos parecieran gritarse: "¡Vos no me entendés!”, ya que cada uno está firme en sus concepciones. Entonces, de una manera bastante natural, se alcanza una conexión y una empatía con el público, pues quien más quien menos se sentirá identificado con esas discusiones aunque los temas sean distintos.
“Era invierno. Mi papá nos llamó urgente. Habían encontrado el cuerpo desnudo de mi tío en el piso. Había gente agolpada frente a su esquina. La policía separaba a los curiosos. Mis parientes estaban ahí. Me pidieron que entre y elija la ropa con la que se le iba a velar. Me acerqué a su ropero, pero estaba vacío.” Con Cuchillo de palo, Renate Costa Perdomo intenta llenar ese vacío.
Nuestro país necesita de acercamientos de este tipo a nuestra historia no contada. Pero, claro, tampoco hay que aceptar cualquier obra; si el producto es malo, no hay por qué ser condescendientes. Por suerte, no es el caso de esta obra de Costa, demostrándose, una vez más, que en el Paraguay hay mucho potencial creativo y que solo falta el apoyo suficiente (para empezar, ¡una Ley de cine!).
Entonces, hay que celebrar el estreno comercial de Cuchillo de palo. Su honesta pincelada de la realidad vivida por los homosexuales en una época de terror, también le da a su retrato un interés sociohistórico. ¿Qué tanto eso se ha superado el tabú? Tal como se ve en el documental, todavía hay mucho miedo. Y el miedo acalla palabras y sentimientos que deberían gritarse. Además, está ese enfrentamiento con los propios vacíos y la lucha por llenarlos. En fin, Cuchillo de palo genera ineludibles reflexiones y debates.
<h2>LAS REPERCUSIONES</h2>
“El misterio sobre la vida de Rodolfo Costa se va desenredando, en un primer momento, a través de los silencios y las medias frases de quienes lo conocieron hasta dar con un dato clave: fue uno de los gays incluidos entre la lista de los fatídicos “108", una cifra maldita que terminó borrada de las calles y de las matrículas. “108 detenidos, maltratados, torturados, humillados por su condición de homosexuales”, apunta Costa durante el metraje.
Nuria Vicedo, Agencia Efe
“Costa entiende el documental como viaje de descubrimiento: su tío era un secreto que la cámara y la intuición de su sobrina sacan del armario familiar, y poco a poco emerge la figura de un rebelde que no quiso ser herrero y que pagó el hecho de querer vivir su vida con el retiro. La película adquiere toda su fuerza emocional en la confrontación entre Renate y su padre, que, en una secuencia final aterradora, confiesa no lamentar el triste destino de su hermano.”
Sergi Sánchez, Berlín
“La cineasta construye una sucesión de escenas entre ella y su padre -con increíble pericia, teniendo en cuenta que ella está en escena-, donde el peso de lo no dicho adquiere una potencia pocas veces vista en el género documental.”
Andrés di Tella, director y productor de documentales argentino en su blog
<strong>FICHA TÉCNICA</strong>
Cuchillo de palo
Guión y dirección: Renate Costa Perdomo
Duración: 93 minutos
Formato rodaje: video digital y Súper 8 mm
Fotografía fija: Gabriela Zuccolillo
Sonido: Amanda Villavieja
Montaje: Nuria Esquerra y Carlos García
Realizado con el apoyo de: Institut Català de Indústries Culturals (ICIC), Fondo Nacional de la Cultura y las Artes Paraguay (Fondec), Fondo Municipal de Desarrollo Cinematográfico de la Ciudad de Asunción (Fodecica). En asociación con: YLE Teema, RSI - Radiotelevisione Svizzera - Silvana Bezzola, Fondation ALTER CINÉ Canadá, IDEC Universitat Pompeu Fabra. Proyecto desarrollado con el apoyo de MEDIA programme of the European Union, JAN VRIJMAN FUND.