19 abr. 2024

Un cineasta en busca de los soldados negros de EEUU que desertaron en Vietnam

Ho Chi Minh (Vietnam), 16 oct (EFE).- El cineasta estadounidense Ted Irving investiga el paradero de cientos de desertores norteamericanos negros que se instalaron en Vietnam durante la guerra y rehusaron las ofertas de Washington para regresar a casa cuando se retiraron las tropas.

Fotografía del cineasta estadounidense Ted Irving, facilitada por él mismo, de su viaje a Vietnam en agosto de 2016. EFE

Fotografía del cineasta estadounidense Ted Irving, facilitada por él mismo, de su viaje a Vietnam en agosto de 2016. EFE

Irving, director de una productora audiovisual en Houston (EEUU), tenía la idea en la cabeza desde que siendo niño leyó una historia sobre “Soul Alley” (La callejuela del Soul), el lugar de la antigua Saigón (hoy Ho Chi Minh) donde durante la guerra se instalaron decenas de desertores afroamericanos con sus familias vietnamitas.

“Quiero saber cómo se formó ‘Soul Alley’ y qué ocurrió con los que vivieron allí, pertenezco a la generación que creció durante la Guerra de Vietnam y quiero contar esta historia”, explica a Efe.

Irving relata cómo la discriminación racial dentro de las tropas estadounidenses llevó a muchos a abandonar la disciplina militar e iniciar una nueva vida en Vietnam.

“Se cometieron muchas atrocidades contra reclutas negros dentro del propio Ejército”, apunta.

En su primer viaje a Vietnam este año, Irving se ha entrevistado con amerasiáticos, hijos de soldados americanos desconocidos y madres vietnamitas, y ha dado con lo que fue “Soul Alley”, una callejuela cercana al aeropuerto donde solo los más viejos recuerdan los tiempos de la guerra.

Uno de ellos es Paul Luy, un hombre de 72 años que trabajaba como policía en los alrededores de la base aérea de Tan Son Nhut y hoy sobrevive como mototaxista, recuerda con nostalgia la época del final de los años 60 en que la calle Bui Thi Xuan estaba llena de desertores americanos.

Su descripción del ambiente de drogas y prostitución, con locales nocturnos regentados por algunos fugitivos, resulta difícil de imaginar casi medio siglo después, cuando la antigua “Soul Alley” se ha convertido en una calle tranquila, sin apenas tráfico y donde los lugareños atienden sus negocios o toman café en pijama delante de sus casas.

“Eran casi todos negros y a menudo vivían en grupos junto a sus novias vietnamitas. Algunos se dedicaban al negocio de las drogas o la prostitución y otros al tráfico de armas. Me solían sobornar para que les dejara tranquilos”, cuenta sonriente a Efe.

Luy también recuerda cómo los desertores afroamericanos se mezclaban con la población local y se adaptaban fácilmente al estilo de vida vietnamita.

Vu Thi Khen, una mujer de 73 años que siempre vivió en la misma calle también rememora con simpatía los tiempos en que muchos americanos negros solían pasar el día sentados en la calle a la puerta de sus casas.

“Muchos formaban familias y se ganaban la vida con cualquier trabajo. Como eran fuertes muchos eran mozos de carga en el mercado o trabajaban en la construcción. Eran gente dura, en su cara se veía que habían sufrido”, relata.

Todos los vecinos que recuerdan aquella época coinciden en que la situación cambió desde el inicio de los 70 y que prácticamente no quedó ningún americano después de la retirada de tropas de EEUU en 1973 y del fin de la guerra en 1975.

“No sabemos qué fue de ellos, el Gobierno de Estados Unidos les ofreció volver antes de la caída de Saigón en 1975, pero tenían que responder ante la justicia americana a su regreso y la mayoría no se entregó. Pensamos que más de 1.000 se quedaron en la zona”, dice Irving.

Convencido de que ninguno pudo quedarse en Vietnam tras el fin de la guerra, el cineasta espera encontrar a algún superviviente de Soul Alley en Tailandia, donde, según sus investigaciones, vivían cerca de un millar en 1988.

“Si había tantos a finales de los 80, creo que es posible encontrar a alguno e ir hallando pistas sobre los demás, sería fantástico”, comenta Irving, que quiere terminar su documental para finales de 2017.

Aunque es posible que los desertores hayan evitado la publicidad por miedo a la Justicia, Irving duda que sea un problema después de tanto tiempo: “Han pasado muchos años, todos rondan los 70 años. No creo que la Justicia americana siga detrás de ellos”.

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