Mario Rubén Alvarez
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La historia oficial de los Orrego dedicados a la música comenzó poco después de que las armas de la Guerra del Chaco hubieran dejado de tronar buscando sangre. En 1935, en Luque, Ladislao Orrego fundó - junto a algunos excombatientes- una orquesta identificada con su apellido.
“Al principio fue solo Orquesta Orrego. Con el correr del tiempo se convirtió en La Gran Típica Orrego, Los Príncipes del Compás, que hoy es simplemente Los Orrego, para ponernos a tono con las denominaciones de los grupos”, rememora José Félix Orrego, más conocido por su apodo de Neneco.
El que había llegado al mundo en Luque el 21 de febrero de 1940, en una pausa de la grabación de un disco en el sello Blue Caps de Aníbal Riveros, cuenta su trayectoria que es también la de la mayoría de los varones de su familia.
“En mi casa se respiraba música. Todos escuchábamos los ensayos y sabíamos el repertorio y la melodía de lo que interpretaban. A medida que nos íbamos haciendo grandes, entrábamos a la orquesta de papá. Sucesivamente entramos Felipe, Papi, Vicente, Demetrio y yo, que ingresé por 1953 más o menos para cubrir una ausencia”, relata.
DOS INSTRUMENTOS. El primer amor de Neneco fue el violín. El romance, sin embargo, no duró mucho. No se sentía, sin embargo, a gusto con el instrumento ejecutado con la ayuda de un arco que actúa como extensión de las manos.
“Papá era el dueño de los instrumentos de la orquesta. Por ahí yo vi que había un bandoneón libre. Le dije a mi hermano Vicente - uno de los bandoneonistas de la orquesta- que a mí me gustaba ese instrumento con fuelle y botones. Le pedí también que hablara con papá para saber su opinión. Él dijo que sí y comencé a practicar”, rememora lo que tuvo que haber ocurrido alrededor de 1950.
“Las primeras notas me enseñó Vicente. Después apareció por casa el bandoneonista que papá había ido a buscar a Encarnación, Germán Bogado. Cuando me vio aporrear la caja le dijo a papá que él se encargaría de enseñarme. Así comencé. Luego estudié con Nereo Alvarenga, el padre de Chocho. Con el maestro Luis Cañete profundicé mis conocimientos de armonía, contrapunto y otras técnicas musicales”, cuenta.
De una manera inesperada, a los 13 años, debutó en la orquesta de su padre. Sustituyó a un bandoneonista que no podía cumplir con un compromiso que el grupo había pactado.
Neneco fue creciendo en edad y en su arte. Cuando las exigencias del mercado consumidor de música en público cambió de gustos, la Orquesta Orrego pasó a ser La Gran Típica Orrego, Los Príncipes del Compás.
EUROPA. En la década de 1970, con la introducción y el auge de las discotecas, la Típica quedó fuera de los escenarios.
En 1976, Reinaldo Meza - hermano de Luis Alberto del Paraná, quien había fallecido dos años antes- lo invitó para actuar con su grupo en Europa.
“Me fui por tres meses y volví en 12 años”, dice, para agregar que al principio ganaba 1.000 dólares mensuales y posteriormente más. “La razón de mi permanencia fue sobre todo económica. En nuestro país jamás iba a ganar tanto”, acota.
Tras volver, en 1988, reorganizó la familia musical. El grupo pasó a llamarse tan solo Los Orrego. De entonces a hoy, Neneco es su director.