Con rezos emitidos a los gritos, el grupo permaneció más de media hora en el lugar hasta que llegó la policía para desalojarlos, lo que permitió el inicio de la ceremonia religiosa. Tras el desalojo, el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Mario Poli, dijo: “Queridos hermanos judíos, siéntanse en su casa” para iniciar la conmemoración. Julio Schlosser, presidente de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA), presente en el acto, calificó de “hordas nazis” a quienes generaron los disturbios.
“Venir a un acto de recordación, donde estamos todos compungidos recordando a 6 millones de hermanos, entre ellos 1 millón de chicos que fueron asesinados por las hordas nazis, como estos que están acá, indica que no quieren vivir en un país en paz”, declaró. La colectividad judía argentina es la más numerosa de América Latina con unas 300.000 personas.
El Superior del Distrito de América del Sur de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Christian Bouchacourt, justificó los incidentes. “Los conozco y entiendo la reacción que tuvieron. Lo que pasó no fue el deseo de hacer una rebelión, sino de manifestar nuestro amor a la Iglesia Católica”. AFP