EFE
São Paulo
La aerolínea brasileña TAM prohibió ayer los aterrizajes en el aeropuerto Congonhas de São Paulo de los aviones que presenten problemas en los reversores de las turbinas, como ocurrió en el trágico accidente del pasado 17 de julio y donde no se descarta un error humano como posible causa.
El director de Seguridad de la compañía, Marco Aurelio Castro, quien compareció ayer en la capital Brasilia ante la Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI) de la Crisis Aérea, señaló a los congresistas que la empresa determinó evitar aterrizajes en esas condiciones en el aeropuerto de mayor tráfico nacional.
En su declaración, Castro admitió que para el avión presidencial y en el aeropuerto Santos Dummont de Río de Janeiro, que tiene una pista corta, la medida ya operaba.
Castro, sin embargo, aclaró que el fabricante francés Airbus ratificó en un reporte que sus aviones pueden operar con uno o sin ningún reversor, pues este es apenas un mecanismo adicional que “ayuda” con el frenado.
El responsable de la línea Airbus de la mayor compañía aérea brasileña, Alex Frischmann, quien también compareció a la CPI, dejó abierta la posibilidad de un error humano por parte de los pilotos y detalló que ellos intentaron utilizar el gramado externo para frenar la aeronave.
El 17 de julio, un Airbus A320 de la aerolínea derrapó al momento de aterrizar en la pista principal del aeropuerto de Congonhas, que estaba mojada y recién reparada, y luego se estrelló con una central de cargas externa.
El mayor accidente de la aviación brasileña dejó 200 muertos, situación que agravó la crisis aérea vivida desde setiembre cuando otra tragedia enlutó al país.