Por Teresa Domínguez
Paz, de seis años, ya no quería devolver el libro de cuentos que tenía en sus manos, por lo que el vicedirector de la escuela la anotó en una planilla y se lo entregó en préstamo para que lo llevara a la casa. “El gato con botas” fue el título elegido por la niña que cursa el 1º grado de la escuela Alejo Robadín de Tacuruty, Villeta.
Esta institución educativa es la primera de un grupo de 40 escuelas oficiales en ser beneficiadas con un proyecto de fomento de la lectura denominado “La canasta de los sueños”, emprendida por la supervisión de la Región Nº 5.
El profesor Fredy Delgado, técnico de la Supervisión de Zona, explicó que la iniciativa se constituye en una biblioteca móvil que pretende llegar por espacio de una semana en cada una de las 40 instituciones educativas que están a cargo de dependencia ministerial.
Agregó que el objetivo es lograr que los niños y jóvenes (aproximadamente unos 4.000 escolares), tomen interés y desde pequeños entren en contacto con los libros.
Esta intención empezó a cumplirse ayer, con la inusitada atracción que causaron los materiales en los estudiantes.
“Unos 40 libros ya usamos durante las clases y en base a la lectura los alumnos de los grados superiores elaboraron redacciones creativas y los más pequeños realizaron dibujos”, refirió la coordinadora pedagógica del 3º ciclo, Emilia Céspedes.
Indicó que la variedad de títulos y contenido de los textos servirán para reforzar las materias de Castellano, Guaraní, Historia, Trabajo y Tecnología, entre otras.
El vicedirector, Edgar Pereira, agregó que cada grado se organizará para trabajar con los libros durante una hora al día, especialmente en las asignaturas de Castellano y Comunicación.
DONATIVOS. Para poner en marcha este emprendimiento la supervisión de zona gerenció donativos de autores nacionales y materiales del diario Última Hora, a instancias de su actual titular Ana Magdalena Velázquez, que por muchos años se desempeñó como docente de Castellano. De esta forma, ella notó las falencias de los alumnos en materia de lectura y comprensión de textos.
Similar situación reporta la profesora María Cristina González, quien lamentó el escaso interés que demuestran los estudiantes en la lectura. “Es bajo el interés de los jóvenes, pero con esta iniciativa vemos como una revolución en la escuela, ya que los alumnos se atropellan por ver y tomar los libros”, refirió.
Agregó que en el desarrollo de las clases se nota que los alumnos interpretan los textos, pero no en profundidad y que muchos tampoco manejan vocabularios adecuados a su edad.
“No manejan mucho vocabulario y hay que enseñarles los términos en especial si son palabras técnicas”, expresó.
CONTENIDO. El canasto de la lectura, que en realidad es un baúl de libros, contiene 250 unidades de textos, muchos de los cuales corresponden a autores nacionales y algunos son villetanos. Este hecho sorprendió incluso a los docentes que desconocían los valores locales. El proyecto se desarrolla en coincidencia con la recordación en este mes del Día del Libro y del Idioma.
Opinión
Karen Villamayor, Estudiante: “Falta más promoción”
“Falta que se promueva más la lectura en los jóvenes, porque sirve para los estudios y para conocer más de muchas cosas. En los jóvenes existe poco interés, tal vez por falta de oportunidad. Nosotros empezamos leyendo un libro de historia y estos textos pueden servir para hacer trabajos. Me parece buena idea que esta biblioteca llegue a los colegios y a más estudiantes”.
Otras iniciativas en las aulas
Varias instituciones públicas y privadas también encaran acciones individuales que tienden a desarrollar el gusto por la lectura. El colegio Kuarahy apuesta por la lectura silenciosa sostenida que se realiza durante la primera media hora de clase todos los días. Similar proyecto desarrolla la escuela oficial Carlos A. López de Trinidad. La escuela Celsa Speratti crea sus propios libros a partir de recortes de diarios, mientras que en el colegio Pablo L. Ávila se organizan tertulias intercolegiales y rondas de lectura en la buhardilla de la biblioteca. Desde el Ministerio de Educación se planteó una propuesta que no gana aún mucha repercusión y que busca que los alumnos lean al menos dos libros para egresar de la secundaria.