El comisario general de la Policía Real de Tailandia, Chakthip Chajinda, declaró que la situación estaba “bajo control”, aunque no precisó si se había capturado o matado al soldado, identificado como Jakrapanth Thomma, de 34 años.
Tras la declaración de la policía y alrededor de las 2.45 hora local del domingo (19.45 GMT del sábado) se pudo oír un intenso tiroteo dentro del centro comercial.
El sospechoso se encontraba en la cuarta planta del centro comercial Terminal 21 y mantenía a más de una decena de personas como rehenes.
Equipos de asalto rodearon el centro comercial y las autoridades cortaron calles y se estableció un perímetro de seguridad de dos kilómetros.
Unas seis horas después de que el asaltante tomara el centro comercial, las fuerzas especiales consiguieron entrar y controlar de manera escalonada todo el edificio.
La Policía también llevó hasta el lugar a la madre del asaltante con el objetivo de lograr que se entregue a las autoridades.
PUBLICÓ EL ATAQUE. El agresor publicó fotografías y videos del ataque en las redes sociales después de mostrar un día antes fotografías de pistolas y balas con la frase “la muerte es inevitable”.
Según la reconstrucción preliminar de los hechos, a primeras horas de la tarde, el asaltante disparó a su comandante y otros compañeros en una base militar a las afueras de la ciudad, para después robar armas y munición y darse a la fuga en un coche con el que se dirigió al centro de la urbe, que se encuentra a unos 250 kilómetros de Bangkok. El militar condujo hasta el recinto comercial, donde al salir del coche comenzó a disparar con un rifle de asalto contra viandantes y automóviles. Acto seguido, se adentró en el edificio donde continuó con los disparos, mientras centenares de personas huían despavoridas.
El portavoz del Ministerio de Defensa, Kongcheep Tantrawanit, señaló que las autoridades desconocen las razones del ataque y lo achacó simplemente a que el soldado “se volvió loco”.
Tailandia es uno de los países del mundo con mayor número de armas.