28 oct. 2025

Singulares esculturas en hierro dan nuevo rostro a una plaza de Luque

Inspirado por el amor a su barrio, el escultor Diego Céspedes decidió intervenir la plaza central de Palma Loma, en Luque, al instalar algunas de sus piezas en árboles y otros recintos del lugar.

En medio de una plaza, singulares animales forman parte del paisaje. Un gato, un búho y un mono reposan en las ramas de los árboles, mientras que un águila descansa a unos metros de un flamenco ubicado a orillas de una fuente. El lugar también cobija a nada más ni menos que al Principito, quien marca presencia junto a su rosa y su hogar, el asteroide B 612.

Estas figuras nacieron de la imaginación del escultor paraguayo Diego Céspedes, quien les dio forma con retazos de hierro y otros metales. Las piezas adornan la plaza central de Palma Loma, en Luque, desde hace poco más de un año. El espacio público formó parte de la vida del artista de 42 años desde que este se mudó a vivir en sus inmediaciones cuando todavía era un niño.

Intervención. Unos trabajos de mejora en la plaza lo inspiraron a aportar con su arte al hermoseamiento del lugar al que guarda un especial afecto.

“La idea de intervenir la plaza surgió de esa alegría que nació en mí al ver ese lugar que yo tanto quiero ponerse tan lindo, entonces quise colaborar también, con algo que esté a mi alcance, que yo podía hacer desde el arte, que es lo que más me gusta”, detalla el artista, al tiempo de señalar que desde la instalación de las esculturas, percibe un ambiente más propicio para las visitas y el aprovechamiento del espacio público. “Es un plus para el lugar”, afirma.

Tras realizar las gestiones correspondientes y obtener el permiso de la Municipalidad, el escultor se abocó a crear las piezas, desde el principio con la consigna de que él mismo las pueda instalar en la plaza. “La idea fue colocar las esculturas en los árboles y montarlas yo mismo, sin que se necesiten gastos de logística o tener que pedir ayuda a la Comuna o gastarse dinero público; quería que sea una colaboración”, manifiesta.

Es así como en agosto del año pasado Diego instaló la primera escultura. “Me ayudaron amigos que me acompañaron ese día. Fue una linda experiencia estar trabajando en la plaza, compartiendo con ellos”, rememora. Desde entonces ya son nueve las piezas instaladas, entre ellas, las que se encuentran fijadas en los árboles y ofrecen la ilusión de la presencia entre las ramas de animales como el gato, búho, mono, entre otros.

Otra singular presencia que adorna el lugar es la del Principito, que cuelga de un árbol, sobre el asteroide en el que vive, acompañado de su rosa. La pieza fue concebida con el intento de cautivar a los lectores de la obra de Antoine de Saint-Exupéry a la par de estimular la imaginación de los niños que acuden a la plaza.

Aporte. “Uno puede colaborar con lo que esté a su alcance, es algo sumamente gratificante. El conjunto de todas las buenas intenciones y de la gente que quiere sumar puede generar algo muy lindo”, expresa al reflexionar sobre la experiencia recogida.

Esta vivencia lo motiva a llevar adelante un proyecto que replique la acción de intervenir con esculturas otros espacios públicos, que pueda lograrse bajo una gestión colectiva, con el apoyo tanto de miembros de la comunidad como del sector empresarial.

“Me generó tanta satisfacción, que me dio la idea y las ganas de seguir y hacer esto mismo en otro lugar”, señala. Asimismo, está realizando una gran escultura, de un colibrí y una flor de mburucuyá, en homenaje a las personas que partieron a consecuencia del Covid-19. Obra que también pretende finalizar y erigir con el aporte colectivo.