“El término que podemos utilizar es que será un invierno con fuerte variabilidad”, define Eduardo Mingo, subdirector de la Dirección de Meteorología e Hidrología (DMH).
Según anticipa, los primeros cinco días de julio “van a ser muy calientes”.
“La temperatura se va a volver a disparar y vamos a tener este viento norte una semana prácticamente. Pero luego llega de nuevo un frente frío; trae aire bastante frío que puede darnos ese marcado descenso”, comenta.
Por lo que la segunda semana de julio tendrá lugar un cambio brusco de la temperatura: De más de 30°C en la primera semana, se pasaría a mínimas por debajo de 10°C. “En el momento en que ingresa no se va a sentir eso, pero sí la sensación térmica será baja por el viento”, explica.
Lo que preocupa –dice– es que este tipo de eventos tengan una sostenibilidad en el invierno. “Es decir, que haya una fuerte variabilidad en toda la temporada”, apunta y adjudica esta variabilidad no solo al fenómeno de La Niña sino al impacto de la intervención humana en el ecosistema: El cambio de uso de suelo, la deforestación, los incendios forestales, entre otros.