La industria se ajustó al alza, pasando de 3,6% a 4,1%, en línea con el buen dinamismo observado en las distintas ramas de la manufactura en los últimos meses. “Otros servicios” registraron una dinámica por encima de la prevista en la revisión anterior, con lo cual aumento en 0,8 puntos porcentuales, situándose en 4,3% para el 2024. En la mencionada rama de actividad muestran dinamismo los servicios a los hogares, la intermediación financiera, la hotelería y turismo, entre otros.
A pesar de este nivel de crecimiento, en los últimos años no se han registrado cambios relevantes en el mercado laboral. La informalidad permanece en más del 60%, llegando incluso a más del 80% en las construcciones y el trabajo doméstico. Los ingresos laborales promedio en los sectores donde se concentra la mayor parte de la población ocupada como la agricultura, el trabajo doméstico, el comercio y otros servicios y la construcción apenas llega al nivel equivalente al del salario mínimo. En algunos casos, para llegar al salario mínimo, el promedio de horas trabajadas supera las 48 horas semanales.
La proyección de inflación para 2024 permanece en 4%, esperándose el mismo valor para el horizonte de pronóstico. El resultado inflacionario durante el primer trimestre fue más elevado que el esperado y lo más grave es que la inflación de alimentos ya acumuló el 4%, siendo este un rubro con alto peso en la canasta familiar de la mayoría de los hogares.
Los riesgos derivados del ámbito externo son similares a los señalados en informes anteriores, aunque algunos de estos se han intensificado en los últimos meses.
La escalada de las tensiones geopolíticas, sobre todo en Medio Oriente, podría seguir afectando a los precios del petróleo y de sus derivados. Los desvíos de ruta que ocasionan los conflictos siguen representando una amenaza para el comercio, lo que podría incrementar aún más los precios como consecuencia de los aumentos de costos de transporte.
Las condiciones climáticas adversas podrían generar riesgos al alza en los precios a nivel internacional. Así también, la inestabilidad geopolítica podría, de alguna manera, causar interrupciones en las cadenas de suministro a nivel mundial y afectar a los precios de los alimentos
Otro factor de riesgo se deriva de una desaceleración más profunda de China. A nivel global, persiste la preocupación de un crecimiento más débil del esperado debido a las fragilidades de su sector inmobiliario y la deteriorada confianza de los agentes económicos. En este contexto, es probable que se observe una reducción más pronunciada de los precios de “commodities” ante una mayor moderación de la economía china.
Frente a los riesgos históricos que vienen profundizándose cada vez más y el agotamiento del patrón de crecimiento, si no hay transformaciones estructurales, el crecimiento del PIB tendrá cada vez menor impacto en el mercado laboral y la inflación de alimentos y combustibles aumentarán la pérdida de valor adquisitivo de los ingresos laborales. El 85% de los ingresos de los hogares proviene del trabajo, por lo que aunque a nivel macroeconómico nos vaya bien, el bienestar de los hogares, en lugar se mejorar tenderá a empeorar o, en el mejor de los casos, se estancará.