El arquero de Olimpia, Alfredo Aguilar, se erigió como la gran figura del clásico con cuatro intervenciones sensacionales que evitaron goles cantados y la última generó el inicio del contragolpe que terminó en el segundo tanto franjeado.
“Me quedo con la última atajada, la que saqué con mi pie. Fue la más complicada y encima de ahí salió la jugada para el segundo gol. Gracias a Dios pude estirar bien las piernas para sacar esa pelota”, expresó Aguilar.
Al portero, que defiende al Franjeado, le sienta muy bien los juegos ante el clásico rival. Lleva disputados tres juegos, con dos victorias y una derrota, y con dos penales atajados. “Yo solo trato de hacer mi trabajo para ayudar a mis compañeros. Los clásicos se juegan así, al todo o nada y hay que ganar como sea. Gracias a Dios pudimos hacer un buen partido, aprovechar las ocasiones que tuvimos y creo que la victoria es bien merecida”.
Al final del encuentro, el presidente del club Marco Trovato ingresó al campo, lo abrazó intensamente y el golero dejó escapar algunas lágrimas. Consultado sobre esa situación, Santaní Aguilar explicó: “En las buenas y en las malas el presidente siempre está con nosotros y eso es lo más importante. Me quebré de la emoción, estoy tan contento que no sé si reírme o llorar. Así se vive un clásico, de forma muy intensa”.