El documento final se basa en una versión consensuada por todos los gremios de funcionarios del Ministerio, pero ayer en Diputados se votó por aceptar la versión original del texto respecto al estatus de la Academia Diplomática, que dice que tiene que lograr su reconocimiento por el Ministerio de Educación y Ciencia, para que los títulos que expide tengan validez en el territorio nacional. Ninguna academia en la región ni a nivel internacional dependía de otra institución que no fuera el Ministerio de Relaciones Exteriores.
Con esto, se dejó de lado la otra versión, que en primera vuelta había aprobado Diputados, según la cual la Academia se planteaba como una institución de educación superior y en tal carácter trabajar con universidades nacionales e internacionales para lograr la excelencia requerida a nivel superior y, en ese sentido, emitir títulos con tales universidades.
El objetivo del proyecto consensuado era elevar el rango de instituto superior o rango universidad, lo que no se logró, tomando en cuenta lo aprobado ayer en segunda vuelta, en Diputados.
El proyecto sancionado pasa al Ejecutivo para su promulgación.
Entre las novedades de la nueva ley se destaca el que habilita al Ejecutivo a designar como cónsules a personas que no pertenecen a la carrera diplomática, lo que la ley vigente prohíbe. Se establece un tope del 20% para esas designaciones políticas.
Otro punto nuevo es que por esta nueva ley se regirán los diferentes sectores del funcionariado del MRE. Es decir, ya no solo los diplomáticos, sino también los administrativos y técnicos.
Es más, en las disposiciones transitorias, se establece que todos los funcionarios permanentes con al menos tres años de antigüedad podrán concursar para ingresar al escalafón administrativo. Se establece el ingreso de los no escalafonados y del servicio consular. La incorporación de funcionarios por “única vez” y de manera gradual en tres años tendrá un impacto económico en el presupuesto de G. 13.000 millones.
Para los que cuestionaron este proyecto en todo el circuito legislativo y en el que tuvo varias modificaciones, el hecho preocupante radica en que el servicio consular ya no será de exclusividad de funcionarios de carrera y se abre a la discrecionalidad. Inicialmente el temor de la Asociación de Diplomáticos Escalafonados era aún mayor porque temían que los proyectistas de la ley abrirían totalmente las puertas para que ello ocurra, suprimiendo en la nueva ley los concursos nacionales de oposición y méritos para ingresar a la carrera diplomática y consular. Pero esto no ocurrió, porque se mantiene esta vía.