La primera reunión tripartita para estudiar la posibilidad de reajustar el salario mínimo concluyó ayer con la intención de proseguir las discusiones entre Gobierno, empresarios y centrales sindicales.
De acuerdo con la ministra del Trabajo, Carla Bacigalupo, representantes del Banco Central del Paraguay (BCP) estuvieron ayer en el encuentro para brindar detalles y aclarar dudas en torno a la composición, agregación y desagregación de aspectos atinentes al índice de precios al consumidor (IPC).
“Hay diferentes posturas (en torno a cuánto debería reajustarse), pero abrimos diálogo y las conversaciones seguirán en el seno del Consejo de Salarios Mínimos (Conasam)”, agregó.
Dejó sentado, no obstante, que el consenso es establecer una política salarial no basada solo en el aumento del salario mínimo, sino atender también aspectos como la productividad.
Consultada si efectivamente se tiene ya la certeza de la variación, dijo que aún no se llegó a un acuerdo y que la semana venidera se tendrá oficialmente el índice del IPC.
Gustavo Volpe, titular de la Unión Industrial Paraguaya (UIP), refirió por su lado que se deben estudiar otras herramientas, como la productividad y la estabilidad laboral, aspecto este último que, lejos de beneficiar a los trabajadores, les perjudica, porque –explicó– hay empresas que buscan rescindir sus contratos antes de que se cumplan los periodos dictados por la ley.
Culpó a la gran informalidad como uno de los gérmenes que conspiran a que se ajusten los salarios hacia arriba, ya que se encarece el precio de venta finalmente, y esto alienta más al contrabando, porque los consumidores optan por comprar productos de las veredas, más baratos.
Por su parte, Víctor Insfrán, de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), dijo que piden un monto de G. 3 millones, independientemente a que sea considerado como salario mínimo o aumento; al tiempo de especificar que el trabajador perdió su poder adquisitivo, además de impactar la desvalorización del guaraní.