La reciente visita del renombrado economista norteamericano Jeffrey Sachs ha sido una brillante oportunidad para que, como país, pongamos bajo la lupa todo lo que se ha hecho en las últimas décadas de modo a entender dónde estamos parados ante el mundo y en qué dirección nos estamos moviendo.
El disertante durante su charla se enfocó en lo que consideró las “trampas” en la que los países no deben caer, entendiendo en primer lugar que el desarrollo sostenible no es solo ver crecer cada año el producto interno bruto.
“Abran los ojos, que la sociedad no puede mejorar si solo unos pocos están prosperando y destruyendo a la naturaleza sin importar cuánto marque el crecimiento del PIB”, disparó, y nos desnudó como país al desvelar nuestra primera trampa.
Nos recordó que la segunda trampa es no atender como corresponde el acceso a la salud, sobre todo, puso énfasis en la atención en las zonas rurales donde hay una situación de total abandono del Estado.
Enganchó la tercera trampa diciendo que “no habrá inversión más importante en los próximos cien años que en educación, literalmente, esta es la capacidad de un país para enfrentar el futuro. No habrá salida de la pobreza sin una educación decente”.
Si parecía que en ese momento la audiencia se sentía interpelada, esto se profundizó cuando recordó que las mujeres merecen un lugar más preponderante en la vida política y que no apostar a su mayor participación es una trampa para nuestro desarrollo.
La quinta trampa fue no invertir para el mayor uso de la energía de las hidroeléctricas, tiempo en que, paradójicamente, se cortó la luz en el salón del Banco Central. Nos recordó que es inaceptable que un país que exporta energía limpia siga quemando biomasa en sus industrias.
Para avanzar, dijo que el país debe superar su sexta trampa, que es ese paupérrimo 0,1% del PIB en fondos para desarrollar la innovación.
“Paraguay tiene científicos, pero van a desarrollar su talento al exterior porque aquí no hay oportunidades; Suecia es un país pequeño como el suyo, pero que está entre los más desarrollados porque invierte 4% de su PIB en investigación”, recordó.
Otra trampa es pensar que los recursos naturales son inagotables. “Para una economía que se basa en la agricultura la cuestión ambiental debe ser primordial, necesitan ser líderes en el manejo amigable de la naturaleza al producir alimentos. Se vienen grandes sequías y deben estar preparados”, alertó.
La octava trampa es la desigualdad, esta brecha que en el Gobierno Cartes se amplió pese al crecimiento económico que genera, según Sachs, violencia y corrupción; es un fenómeno que al estar tan enraizado en la sociedad termina casi por legalizarse.
“Esta es una invitación para resolver los problemas, para construir consensos y arreglar las cosas. Necesitan que el Gobierno se asocie con las empresas y universidades para invertir en el desarrollo. El mercado no resuelve el problema de crear desarrollo tecnológico” apuntó.
El experto cerró su conferencia –tras soportar un segundo corte de energía– diciendo que superar estas trampas ayuda a tener una sociedad en paz social.
“¡Paraguayos, vayan hacia esto, hagan que cada niño esté en la escuela, pero para ello todos paguen sus impuestos!”, finalizó.
