Un profundo bache en el desvío mismo de la ruta que une Villeta con Alberdi es nada más que una muestra del progresivo deterioro existente en un peligroso tramo de 28 kilómetros que de ahí en más se encuentra perforado por cientos de agujeros.
Al sensible daño que tiene el pavimento en todo ese trayecto, principalmente desde el kilómetro 7,5, se suma la falta total de sistema de alumbrado público, en una combinación de sumo riesgo, si se tiene en cuenta que los hoyos no pueden ser divisados a tiempo en horas de la noche.
La existencia de gran cantidad de puertos en el recorrido mencionado y el tránsito de pesados camiones que transportan todo tipo de mercaderías son los motivos principales por los cuales el asfaltado está minado de cráteres que van ganando en tamaño y profundidad, exponiendo a miles de conductores a sufrir accidentes.
No más de dos carteles en todo ese kilometraje advierten tímidamente que el peso máximo permitido sobre esta vía es de solo 10 toneladas, en una disposición que se convierte en letra muerta, ya que se ve pasar a máquinas que ampliamente exceden ese volumen ante la ausencia de puestos de control.
Actualmente, la Constructora Heisecke viene mejorando esta carpeta asfáltica desde el kilómetro 40 hasta Alberdi, en una adjudicación hecha por el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) por USD 43 millones, en donde no se incluye este destruido itinerario.
Las gomerías que se ubican en varios sitios son las que hacen buenas ganancias con la reparación de neumáticos y hasta de llantas, debido al golpe que reciben los automóviles al caer en los baches.
PRECARIEDAD. Las malas condiciones en que se encuentra la señalización horizontal y vertical sobre la ruta Villeta-Alberdi también se convierte en un elemento que pone en peligro la vida de automovilistas y peatones.
Las pinturas en el asfalto para dividir los carriles o delimitar el pavimento de las banquinas se han perdido casi por completo. Esto es más preocupante en aquellas zonas donde se tienen curvas cerradas, las que tampoco tienen un letrero que avise de su cercanía, ya que la persona que está al mando de un rodado no puede advertir si puede adelantarse o no en ese sector rutero.
En el sector conocido como Naranjaisy, en Villeta, se tienen lomadas muy deformadas que ya no tienen la señalización que debe hacer notar su existencia. Las mismas fueron colocadas a modo de reductores de velocidad en este punto donde funciona la escuela y colegio nacional Avay, pero su pésimo estado hace que sean ignoradas.
Asimismo, las cabeceras de puentes no tienen señalética adecuada para ser avistadas y la mayoría están ganadas por tupidas malezas, convirtiéndose en puntos de peligro.
Algunos carteles fueron chocados y siguen caídos en varios pasos de esta vía de circulación, sin que hayan sido repuestos.
“La mayoría destruye sus cubiertas y hasta el tren delantero. Es casi imposible no caer en uno de esos baches”. Pablo Patiño, gomero.