“Queremos salvar gente en Rusia, en América Latina y en todo el mundo”, comentó Dmítriev, director del Fondo de Inversiones Directas de Rusia (FIDR).
Desde que el presidente ruso, Vladimir Putin, anunciara en agosto el registro de la primera vacuna contra el coronavirus, los países latinoamericanos, que se encuentran entre los más afectados en el mundo por la pandemia del coronavirus, se mostraron más interesados que nadie en recibir las primeras dosis de la Sputnik
APUESTA. En respuesta, Rusia apostó por América Latina como una plataforma no solo para la venta de Sputnik V, sino también para los análisis clínicos, la transferencia de tecnología y la producción conjunta.
“América Latina es una prioridad. Primero porque sus países son amigos de Rusia y segundo porque América Latina está abierta a un análisis honesto de la vacuna rusa”, explica Dmitriev.
Dmítriev cree que fue crucial el hecho de que la medicina rusa se base en adenovirus humanos, lo que convierte a Sputnik V en una “vacuna orgánica”, y no en vectores de adenovirus de mono o ARNm, que “están poco estudiados”.
“Es una vacuna que vivió en nuestros antepasados 100.000 años. Cuando entendieron lo que diferencia nuestro enfoque (...), vimos un gran interés por parte de los países latinoamericanos”, destacó.
Como ejemplo, Dmitriev adelantó a Efe que la demanda de la vacuna rusa en el continente asciende a día de hoy a los 400 millones de dosis, cerca de la mitad del total mundial.
Explicó que 100 millones de dosis corresponden a los acuerdos suscritos en los últimos días con Brasil y México, pero que la próxima semana se anunciarán nuevos contratos. El viernes se conoció el acuerdo con el Estado brasileño de Bahía para el suministro de 50 millones de dosis después de que el FIDR suscribiera otro similar con Paraná.
Dmítriev es optimista en cuanto a los plazos y pronostica que “algunos países latinoamericanos” recibirán la Sputnik V ya “en noviembre”.