Rusia inició ayer cerca de la frontera con China a las mayores maniobras militares de su historia, Vostok 2018, que tienen lugar en medio de grandes tensiones con Occidente y en vísperas de una más que probable escalada del conflicto en Siria.
Una de las primeras operaciones fue el desembarco de unidades de infantería de marina y de una brigada de infantería motorizada en la zona del cabo Vankaren, bañado por el mar de Chukotka, a 400 kilómetros de Alaska (EEUU), según el Ministerio de Defensa de Rusia.
La misión se llevó a cabo con fuego de apoyo del buque antisubmarino Vicealmirante Kulakov y de helicópteros Ka-27 emplazados en ese navío. Parte de los ejercicios se desarrolla en la región de Zabaikal, limítrofe con China y Mongolia, cuyas tropas también participan en las maniobras, que el Kremlin calificó de rutinarias.
El presidente ruso, Vladímir Putin, que puso en alerta en agosto a las tropas de los distritos militares central y oriental involucradas en Vostok 2018 (Este 2018), supervisará en persona esta semana la marcha de los ejercicios tras reunirse con el líder chino, Xi Jinping, en Vladivostok. Los números hablan por sí solos. Unos 300.000 soldados rusos, acompañados de varios miles de efectivos del Ejército Popular de Liberación de China y de las Fuerzas Armadas mongolas, pondrán a prueba habilidades en varios teatros de operaciones. efe