Fueron tres partidos perdidos y jugando mal. Parecía que la mala racha acompañó al equipo de Daniel Garnero hasta Campo Grande. Los minutos que antecedieron al gol de Rodrigo Bogarín mostraron a un equipo, disociado, largo, impreciso, ansioso, todos estos adjetivos, antónimos, a los atributos que tuvo el Aurinegro, en los dos torneos anteriores que lo dirigió el técnico argentino.
Pero cinco minutos los visitantes se juntaron, pusieron la pelota al piso y eso les bastó para generar aproximaciones al arco de Gavilán y fue su goleador, Bogarín, el que nunca perdió la fe a su buena pegada, el que le puso el toque de contundencia a una de las jugadas de peligro, para marcar el único gol del partido.
Los locales se enfocaron en demasía en incomodar a los volantes Palau y Oviedo, tanto que fueron muy económicos al momento del desdoble ofensivo. Un remate potente de Brahian Ayala, que exigió a fondo a Aguilar, fue lo único que generó en un periodo, muy poco para un equipo que juega de local.
El final se tornó emotivo, especialmente en los minutos de reposición, donde fue expulsado Aguilar y Beltrán se puso los guantes.