ELOGIOS. “Del profesor Cayetano Re (técnico de la albirroja en el Mundial de México 1986) guardo los mejores recuerdos. La confianza y la humildad que tuvo el entrenador hay que elogiarlas. Él trabajó con nosotros y nos dio a cada uno una responsabilidad que teníamos que cumplir dentro de la cancha”, dijo Cabañas.
LA MENTALIDAD. “Es una persona que fue criada allá por España; entonces, venía con una mentalidad totalmente diferente y nos demostró que, gracias a su experiencia con el profesor Salvador Breglia, cuando uno quiere se puede”, manifestó la Pantera Negra.
INFLUENCIA. “Cayetano nos hizo creer en nuestra capacidad como persona y futbolista, y gracias a él lo que conseguimos lo dedicamos a todo el país. Tengo los mejores recuerdos del señor Re, que es una persona excepcional”, revivió el pilarense.
EL TRATO. “El señor Cayetano tenía para con nosotros, los integrantes del plantel, un trato paternal. Daba gusto estar con él, porque era chistoso hasta cuando caminaba y mucho más cuando hablaba. Yo, por ejemplo, le hacía preguntas a él como recibía las cosas. Era menudito, chiquitito, pero era una persona excepcional”, evocó el Mago.
IGUALDAD. “La confianza que nos daba a los integrantes del plantel era muy importante, de la forma como nos hablaba, como se expresaba. Él realmente nos hizo creer que éramos tan iguales como los otros. Nos dio mucha confianza”, manifestó Roberto Cabañas.
Fue un delantero apasionado y con una técnica exquisita para las definiciones extravagantes.
Así era Roberto Cabañas González (49 años), acaso una de las estrellas más mediáticas que tuvo la selección paraguaya en las eliminatorias y luego en el Mundial de México 1986, donde deslumbró con sus dos goles en el juego frente a Bélgica.
El protagonista de esta historia y uno de los ídolos de la afición nacional reside actualmente en Colombia. A través de un contacto telefónico desde Argentina, donde se encontraba con su hijo Daniel (12 años), quien practica en la filial del Barcelona de España, en Buenos Aires, nos atendió deferentemente y un tanto emocionado cuando le recordamos sus buenas actuaciones con la albirroja.
Se lo conocía como la Pantera Negra o el Mago de Pilar, ciudad de donde es oriundo. Se inició en 1978 en el club Capitán Bado de su pueblo natal. Luego pasó a Cerro Porteño en 1979. Después en 1980 fue transferido al Cosmos de Nueva York -donde fue compañero de Franz Beckenbauer, Giorgio Chinaglia, Carlos Alberto y Johan Neeskens, entre otros-. También jugó por el América de Cali, de Colombia; Brest y Lyon, de Francia; Boca Juniors, de Argentina; Barcelona de Guayaquil; Libertad, Independiente de Medellín y Real Cartagena, de Colombia.
“Te digo que para mí jugar el Mundial de México 1986 fue una de las experiencias más lindas que me tocó vivir”, sostuvo Roberto.
Remarcó: “Representar a mi país a nivel mundial, competir contra los mejores futbolistas del planeta después de muchos años que Paraguay no había clasificado, ser uno más en ese momento y marcar goles es lo máximo que me pudo ocurrir en toda mi carrera futbolística”.
AGRADECIMIENTO
“Para la afición paraguaya solamente tengo palabras de agradecimiento. Todas las cosas hice con todo corazón, con toda la pasión que tengo por el fútbol”, explicó.
También indicó: “A quienes defraudé, aprovecho este momento y les pido disculpas, y a los que realmente celebraron conmigo les agradezco mucho. Los aplausos y los alientos de todos me sirvieron para que realmente también yo cumpla mi sueño de ser futbolista”.
Con un tono humilde, dijo: “Tuve errores y aciertos. Por las personas que en algún momento hice declaraciones y les ofendí pido disculpas, porque hoy soy padre de familia, estoy muy tranquilo”.
Agregó: “Puedo decir que el fútbol fue para mí algo muy especial, que jugué con pasión y lo hice con errores y aciertos”.
LO MEJOR
“Profesionalmente lo mejor de mi carrera fue jugar el Mundial de México 1986. Tengo que agradecer a la gente que me dio la oportunidad de representar a mi país, porque creo, y me imagino, que la frustración de muchos futbolistas es que no pudieron representar a su país a nivel mundial y yo tuve, gracias a mi querido Paraguay, la gran oportunidad de haber representado a la nación”, relató.
Dejó en claro: “Hice goles y clasificamos a la otra ronda. Llegamos hasta donde pudimos. Hicimos junto con mis compañeros todo el esfuerzo que estaba a nuestro alcance, pero por esas cosas del fútbol no avanzamos más. Fuimos humildes trabajadores con mucha ilusión y quizás podríamos avanzar un poquito más, hasta la otra ronda, mas nos tocó un rival muy fuerte como Inglaterra y tristemente no pasamos ese escalón más”.
LOS RECUERDOS
“Guardo los mejores recuerdos de mis compañeros del plantel y de mi parte solamente tengo palabras de agradecimiento por haber compartido con ellos momentos tan lindos, tan felices; por ejemplo, cuando se le ganó a Iraq, se le empató a México, se le empató a Bélgica”, narró.
Recordó: “El anhelo nuestro era irnos a México, participar del Mundial y dejar bien en alto el prestigio del Paraguay como país; sobre todo, como una nación donde también se respira y se lleva en el corazón al fútbol. Ese objetivo lo cumplimos”.
Manifestó: “Dentro del grupo no hubo ídolos, sino grandes trabajadores que tratamos de hacer lo mejor para que las cosas salgan bien en beneficio de todo el plantel y de aquellos compañeros que también posibilitaron la clasificación y que por circunstancias del momento no pudieron estar en el plantel”.
Explicó: “La idea era realizar un buen papel y no dejar pasar la oportunidad para que nos conozcan como país y que nosotros los futbolistas paraguayos tengamos muchas cosas por dar no solamente a nivel nacional, sino a nivel mundial”.
LA EMOCIÓN
“En ese momento de anotar un gol en un Mundial es difícil de explicar la emoción que uno siente. Sé que en ese momento el país estaba vibrando y con las corridas y con el abrazo mi intención era abrazar a todos y dedicarles el tanto”, sostuvo.
Reflexionó: “Es una satisfacción muy grande hacer un gol en un torneo tan importante como la Copa del Mundo, porque mi nombre, el de mis compañeros, el de Romerito (Julio César) haya quedado marcado por jugar un Mundial por nuestro país es un gran orgullo, una satisfacción. Es difícil de describir lo que uno siente cuando marca un gol en un campeonato así".
Rememoró: “Me acuerdo muy bien de aquellos dos goles frente a Bélgica. Es cierto, no hice un partido excelente, pero goles son amores y más todavía el abrazo con todo el país cuando hice los tantos, y son los mejores recuerdos que tengo del Campeonato Mundial”.
Igualmente, recordó: “El encuentro con México fue muy lindo, porque en el estadio había más de 114 mil personas. El rival era anfitrión y salió con todo. Tengo como si fuese hace unos días el gol de Romerito y el desvío espectacular del Gato Fernández del penal que pateó Hugo Sánchez, a los 90 minutos. Sé que nuestro país gritó no el gol del empate, sino quizás el penal que el Gato tapó".
Segunda parte: Lea cuánto percibió Cerro Porteño por el traspaso de Cabañas al Cosmos de Nueva York en 1980 bajo la presidencia de Abraham Zapag (padre de Juan José, actual presidente del Ciclón) y sus vivencias con Pelé y Maradona.