06 may. 2024

Riveros, el ejemplo de que una caída no es una derrota

Miguel Ángel Riveros es el propietario de la casa de electrodomésticos Tupi, una de las más importantes y renombradas del país, a la que supo poner en un lugar de destaque después de años de esfuerzo y arduo trabajo, gracias a su talento innato para los negocios y para la venta de productos.

“Triunfar en nuestro país no es fácil, ya que en nuestra cultura se piensa mal de la gente que se destaca o empieza a salir adelante y no existe una política de apoyo a los emprendedores”, destaca Riveros. Agrega que uno de los obstáculos que más le costó superar para llegar al éxito y de fundar su empresa fue la falta de respaldo. “No tenía apellido ni trayectoria y obviamente nadie confiaba en mí, tuve que ganar confiabilidad a pulso, cumpliendo mis compromisos a rajatabla”, asegura hoy, haciendo un recuento de su trayectoria empresarial.

Lograr esa confianza, en sus inicios, le llevó años de tocar muchas puertas para conseguir un crédito de algún banco. “Tenía todas las puertas cerradas, recuerdo que cuando me recibí, me asocie a la cooperativa y en cada préstamo que quería sacar me ponían todos los obstáculos posibles porque no tenía antecedentes ni trayectoria, tuve que golpear mesas para poder acceder a los préstamos”, asegura.

Riveros, incluso, guarda en su memoria anécdotas de esta época en que todo se le hacía cuesta arriba en el camino para fundar su propio negocio.

“Un hecho anecdótico que me pasó con una empresa muy conocida fue que me negaban los créditos, tuve que ponerme firme y lograr que confíen en mí, luego de tanta insistencia me dieron un pequeño préstamo y actualmente es uno de nuestros mayores proveedores, con quienes tenemos un vínculo sólido y siempre recordamos esa anécdota”, rememora ahora con cierto orgullo por el logro de generar confianza y luego alianzas con la entidad, que le dio su primer crédito.

sus inicios. Riveros comenzó a abrirse paso en el difícil mundo comercial abriendo una pequeña librería, que décadas atrás representaba un buen negocio. “Las grandes librerías estaban en el centro, pero yo me ubiqué en un lugar apartado, hacia el barrio Tembetary, sobre la avenida Eusebio Ayala. Poco tiempo después, los productos de librería aparecían en los supermercados y al darme cuenta que el negocio no iba a funcionar por mucho tiempo más, rápidamente me desprendí de ese negocio en busca de otro rubro. Pensé en varias alternativas y apunté al rubro de los electrodomésticos, aunque me parecía muy agresivo pretender abrir un negocio así con escaso capital”, relata hoy en día, pero decidió arriesgarse igual y fue así que comenzó su camino al éxito.

del sueño a la realidad. ”Soy un soñador desde siempre. Pensé en cosas grandes, en lograr cosas increíbles y en una ocasión le conté mis sueños a un señor mayor, serio y buena persona, y me dijo: ‘Entonces vas a ser un súper rico’, me pareció una burla, y desde entonces me guardo mis sueños, porque tengo muchos y son grandes”, comenta Riveros, con lo que refleja que no piensa darse por vencido.

Asegura que su inspiración son aquellas personas que lograron cosas grandiosas, como por ejemplo John D. Rockefeller, que innovó, desarrolló y creyó en sus sueños, logrando las ganancias más espectaculares de la historia mundial. “La humanidad le debe mucho a empresarios como él, así como a empresarios de otros sectores, porque brindan oportunidades y calidad de vida a miles de personas”, asegura.

“Lastimosamente en Paraguay no se ve con buenos ojos a los empresarios, siendo que son el motor de la economía y cumplen un rol importante en cada país”, remarca.

Sin límites. Riveros rescata algunas enseñanzas que le fueron muy útiles para alcanzar el éxito en su vida empresarial, como la que le dio una persona que fue muy importante en mi vida, ya que le ayudó a culminar mis estudios secundarios, la profesora Estela Achon de Ávila. Muchos años después, Riveros la buscó para entregarle un cuadro de testimonio y gratitud, ocasión en que ella le reiteró, una vez más, que estaba marcado para el éxito. “Miguel, vos no tenés límites, tus límites son las estrellas”, le dijo su ex profesora, lo que hizo que él creyera firmemente en él y en su capacidad para llegar al éxito.


La primera adversidad que tuve que superar fue cuando unos ladrones vaciaron mi salón, me robaron todo. Caí, me sacudí y me levanté; fue un recomenzar. Siempre recurrí a ayuda, porque es difícil cumplir un sueño solo.

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