21 dic. 2025

Rio Tinto se justificará si trae un nuevo modelo de desarrollo

La posible instalación de la planta de aluminio Rio Tinto Alcan en el Paraguay requiere condiciones estrictas. Nuestro país necesita un nuevo modelo de desarrollo económico, y esta empresa podría constituirse en la piedra angular para iniciarlo: a su alrededor, por ejemplo, el Gobierno desea crear un gran parque industrial. Las conversaciones están en fases preliminares aún, pero los negociadores nacionales deben tener como objetivo esencial la generación de empleos en gran cantidad y calidad. Asimismo, este debería ser el inicio de la soberanía energética, ya que el nuevo parque nos permitiría utilizar nuestra hidroenergía para no venderla más a precio vil al Brasil y a la Argentina.

Imagen - Editorial

La posible venida de Rio Tinto Alcan debe motivar una reflexión seria sobre nuestro futuro económico. Ya no podemos seguir siendo un país agroexportador que desperdicia enormes potencialidades. Nuestro futuro debe pasar, inexorablemente, por un nuevo modelo de desarrollo industrial que nos permita dejar de vender prioritariamente materia prima, lo que nos llevará a continuar siendo pobres por los siglos de los siglos.

Con plena racionalidad y sin las distorsiones que acarrean los prejuicios de cualquier índole, se tiene que exigir el cumplimiento de las más estrictas condiciones.

Ya que el objetivo del proyecto es que el Paraguay utilice en provecho propio la energía que actualmente cede a los países vecinos, esa utilización se justifica en la medida en que genere una gran cantidad de puestos de empleo y, a la vez, que ejerza un efecto dinamizador y multiplicador sobre otras actividades económicas.

La instalación de un parque industrial en torno a la industria “ancla” del aluminio producido por Rio Tinto Alcan, permitirá multiplicar y diversificar las fuentes de empleo en la región donde se establezca la planta. De esta manera, el beneficio para el país no provendrá solamente de la venta de energía al emprendimiento, sino de un conjunto de actividades conexas que, además de empleo, generarán ingresos para el país en forma de impuestos, infraestructura física, pago de servicios públicos, etcétera.

El ministro de Industria y Comercio, Francisco Rivas, había señalado que, en el marco de las negociaciones con Rio Tinto Alcan, el punto de partida es un acuerdo en torno a la implantación de un parque industrial, en forma conjunta y colaborativa entre la multinacional y el Gobierno paraguayo, ya que sin esto el efecto dinamizador de la planta de aluminio no sería significativo.

El modelo de desarrollo industrial que se propone está inspirado en la experiencia de países como Corea y Japón, donde los parques industriales están alrededor de una industria principal o “ancla”. Las otras industrias son proveedoras de aquella o utilizan sus productos como materia prima de su propia producción.

En lo ambiental, el proyecto actualmente en estudio tiene la ventaja de que, dentro de la cadena del aluminio, quedan fuera del país los procesos más complejos y costosos en materia de impacto ambiental, como son la minería y la transformación de bauxita en alúmina, producto este que será importado por Rio Tinto Alcan para transformarlo en aluminio de uso industrial.

Rio Tinto tuvo buen desempeño en países donde los controles son severos, bajo normas de seguridad implacables. Esa debe ser la gran lección.

El acercamiento a Rio Tinto Alcan debe darse paso a paso, en el marco de aspectos innegociables: parque industrial, generación de empleo, precio justo de la electricidad y resguardo ecológico, puntos cruciales para un nuevo modelo de desarrollo económico.