Entre los cuestionamientos se encuentra el desinterés en exportar los excedentes hidroeléctricos del país, a la vez de una nula reacción ante el intercambio de energía paraguaya entre Brasil y Argentina. Tampoco hubo reacción ante las medidas para mejorar la navegabilidad del río Paraná, lo cual significó una reducción de royalties y compensaciones para Paraguay por la pérdida de energía.
En el ámbito nacional, no se está ampliando la infraestructura necesaria para que Paraguay contrate el 100% de la energía que le corresponde de las binacionales.
La sugerencia de los especialistas es que deben al menos concretar dos líneas más de 500 kV, una entre las subestaciones de Yguazú y Valenzuela y otra entre Ayolas y Valenzuela.
Finalmente, un eje central de la capacidad de negociación será el nivel de amortización de la deuda, por lo que Paraguay requiere una auditoría de la misma, tema ya comprometido en el Acuerdo Lugo – Lula del 25 de junio de 2009.
El equipo negociador del Anexo C del Tratado de Itaipú tendrá en sus manos una de las negociaciones más importantes para el país para el próximo siglo.
Además de idoneidad técnica e impecable trayectoria ética y profesional de las personas que lo integren, la negociación debe realizarse en un contexto en el que la soberanía nacional y el respeto a los intereses paraguayos queden claros para la otra parte.
Entrar a una negociación con un equipo de dudosa capacidad técnica y reducida altura moral, con un liderazgo débil y en un contexto adverso, obstaculizará cualquier posibilidad de que el resultado sea la mejor opción posible para ambos países.
Paraguay tiene la oportunidad de mostrarle al mundo que pudo convertirse en un país con altos niveles de crecimiento económico y bienestar social utilizando energía limpia y contribuyendo con la sostenibilidad ambiental global.
Este Gobierno puede quedar en la historia nacional y mundial si logra llevar adelante una negociación que convenga a todos, pero para ello será necesario aunar esfuerzos y concertar una estrategia sustentada en el trabajo profesional que genere legitimidad social y política y respeto por parte del Brasil.
La renegociación del Tratado de Itaipú debe ser considerada una verdadera causa nacional, pero ello requiere condiciones adecuadas, en las que converjan una propuesta técnica impecable, un liderazgo sostenido por el respeto y apoyado en la soberanía nacional y el apoyo popular.
Para eso se requiere compromiso con la patria ahora y en el momento de la negociación, y esto implica tomar buenas decisiones a la hora de conformar el equipo negociador y en la labor de elaborar la estrategia negociadora