Ana Riquelme está a poco de celebrar sus 59 años de edad. El 18 de agosto, tras una fatiga inexplicable, se realizó la prueba del Covid-19 y su vida empezó otro camino. “El Covid-19 vino y me hizo parar”, dice Ana. Inmediatamente, tras el positivo, fue ingresada a internación donde permaneció 15 días sin llegar a terapia intensiva, pero con la necesidad de requerir respiración asistida de alto flujo y una semana más de oxígeno ya en su domicilio.
Todavía con el habla pausada y muy consciente sobre el largo proceso de recuperación, Ana asistió a su primera consulta de control presencial en el Departamento de Rehabilitación de Kinesiología y Fisioterapia, del Hospital de Clínicas, donde, desde su alta, lleva una rutina y diagnóstico, gracias al plan de atención remota de kineconsulta. “Es como cuando uno tiene un accidente, y tiene que readaptar toda su vida, solo que en este caso no se ven las limitaciones, pero el daño interno es grande”, describe. A la cita la acompaña su hija, quien también la asiste en la casa.
Además de los ejercicios diarios, que hoy le permiten dar diez vueltas caminando como un gran revés a la fatiga y a la falta de oxígeno, Ana lleva una rigurosa medicación que incluye 13 fármacos para distintas funciones, entre estabilizadores hepáticos y pulmonares.
En tanto, de todo el proceso, Ana rescata el haberse inoculado a tiempo. “Yo soy uno de los tantos ejemplos de que teniendo las dos vacunas igual uno puede caer, todos los profesionales médicos me dijeron que si no hubiera tenido la vacuna no hubieran podido hacer nada; para mí, la importancia de la vacuna es decirle a la ciudadanía, principalmente a los que se oponen, que sí te salva la vida. Tener las dos dosis de la vacuna, en mi caso, me salvó la vida”, enfatiza.
ASISTENCIA REMOTA
El Hospital de Clínicas, con los Departamentos de las carreras de Kinesiología y Fisioterapia de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNA, cuentan con un programa gratuito para pacientes internos y externos, con sesiones asesoradas por los kinesiólogos a través de una plataforma online que se instaló como alternativa desde la pandemia; en principio, para pacientes crónicos y actualmente para la recuperación pos-Covid-19.
Con este sistema ya fueron beneficiados unos 1.000 pacientes desde octubre del 2020, y se atienden a 25 por semana. Mientras en el formato presencial, se recibe a un paciente por hora, según explica la Lic. Claudia Bernaola, jefa del Departamento de Rehabilitación de Lesiones Musculoesqueléticas de Kinesiología y Fisioterapia de Clínicas.
Para Bernaola, la modalidad remota zanjó las limitaciones de movilidad de los pacientes y les permitió llegar a todo el país. ”La telerehabilitación es algo de lo que se hablaba tímidamente antes de la pandemia; nosotros tomamos como necesidad y utilizamos la tecnología que teníamos a nuestro alcance, hay cosas que debemos mejorar, pero no podemos retroceder, este sistema tiene que crecer como un gran beneficio para los pacientes que acorta distancias”, sentencia.
Por su parte, la Lic. Jazmín Pérez, especialista en Rehabilitación cardiorrespiratoria, comparte que en la modalidad se logró un sistema efectivo, con 10 sesiones repartidas en una por semana que llevan dos meses de tratamiento más una evaluación presencial y seguimiento virtual.
“El tiempo de recuperación es relativo a cada persona de acuerdo con la situación con la cual quedó, según la incapacidad respiratoria y cardiovascular. Hemos tenido casos severos y leves, entre los síntomas que más vimos están la disnea (falta de aire) y la fatiga”, explica y añade que en las secuelas influyen si el paciente requirió oxígeno o tuvo una larga estadía en internación.
Los pacientes rondan mayormente los 50 años, aunque contaron con un caso de 18. Entre los cuadros graves se encuentran los de fibrosis pulmonar donde enseñan al paciente a convivir con la oxigenación asistida.
Es como cuando uno tiene un accidente y tiene que readaptar toda su vida, solo que en este caso no se ven las limitaciones, pero el daño interno es grande. Ana Riquelme, paciente pos-Covid.