Una cuadrilla de la empresa aguatera renovó las viejas cañerías que se encontraban colmatadas y que ya no alimentaban de manera suficiente al citado comercio.
María del Pilar Pintos y Francisca viuda de Garozzo, las más antiguas propietarias de locales que funcionan en este lugar, indicaron que la falta de agua potable les ocasionó todo tipo de incomodidades en este prolongado tiempo.
Recordaron que tuvieron que comprar botellas de agua mineral para beber durante toda la jornada laboral, en tanto que debían traer otra partida en baldes para otros usos, principalmente para el sanitario.
“Estar sin una gota de agua es muy molestoso y ocasiona todo tipo de problemas. Por suerte el drama ya fue solucionado, porque el líquido no llegaba hasta nuestros negocios porque las cañerías eran muy antiguas, de barro, y estaban todas aplastadas. Por suerte se escucharon nuestros reclamos”, expresaron finalmente.