Wilson Ferreira
HERNANDARIAS
El Museo de la Tierra Guaraní, ubicado sobre la supercarretera Mariscal López, en la ciudad de Hernandarias, habilitó el pesebre indígena montado bajo el cielo guaraní, recreando las constelaciones con las estrellas que brillarán en el cielo nocturno la noche del 24 de diciembre. Para la elaboración se contó con la asesoría del respetado astrónomo paraguayo profesor Blas Servín, del Centro Astronómico Bicentenario, que realizó una interpretación de las constelaciones y estrellas más importantes desde la visión y creencia de los guaraníes, explicando su significado social, cultural y religioso.
El pesebre, en tamaño natural, está habilitado al público en general, desde esta semana y puede ser visitado hasta el 7 de enero de 2018.
Alrededor del mundo, las distintas culturas siempre se han abocado a la observación y el estudio del cielo y los fenómenos celestes con gran curiosidad e incluso reverencia, y los guaraníes no eran diferentes.
La luna, las estrellas y otros astros fueron fundamentales para marcar el cambio de estaciones, así como el inicio de la temporada de siembra y cosecha, e incluso para guiar en los viajes por tierra y agua, y hasta para predecir el futuro.
CONSTELACIONES. El pesebre bajo el cielo guaraní ilustra las constelaciones y estrellas importantes para el pueblo guaraní, tal como fueron observadas por ellos hace cientos de años y que continúan siendo visibles el día de hoy.
En el cielo de este particular pesebre se pueden observar Las Viudas (Las Tres Marías), estrellas que componen el cinturón de Orión y que representaban para los guaraníes una madre viuda, acompañada de dos hijas también viudas a causa de una guerra, llorando su soledad en el cielo.
También se puede ver al Tupasy armaje (Hyades-Taurus), que es un cúmulo estelar en el cual los guaraníes bautizados por los misioneros veían a la Virgen María. Es posible igualmente ver el Ñandy pysã (Cruz del Sur), que representa la huella dejada por un ñandú.
El Eichú (Pléyades) es otro grupo de estrellas que se pueden observar. Según explica el profesor Blas Servín, para los guaraníes de la Región Oriental se trata de un panal de avispas existentes en América Precolombina y los guaraníes de la Región Occidental lo nombraban Oñembyatyva (los que se reúnen), ya que este grupo de estrellas aparece al este un poco antes del sol en los primeros días de junio y como es época de frío, veían en este cúmulo estelar a una familia abrazada y temblando de frío en el cielo.
FIESTA. La salida de Eichu marcaba el regreso del ciclo agrícola, más o menos como nuestro Año Nuevo y que esa fecha las aldeas estallaban en una ruidosa celebración, acompañada de flautas, mimby tarara y tambores Angus apu, en la fiesta del Arete Guazú.
Servín señala que los guaraníes sabían que después de 12 lunas llenas regresaba el mismo clima, aunque no utilizaban el concepto del año como lo hacemos en la actualidad. Es así que tenían el Kuarahy ára (luna nueva), Ro’y ára (tiempo del frío), Ama ára (tiempo de lluvia).
Las fases lunares de los guaraníes estaban definidas como el Jasy pyahu (luna nueva), Jasy morotihu (cuarto creciente), Jasy guasu (luna llena), Jasy jearoka (cuarto menguante).
En el cielo guaraní es posible ubicar la fase lunar que se visualizará el 24 de diciembre de 2017.