En un comunicado de prensa de setiembre del 2008, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indicó que no considera que el dispositivo sea un tratamiento legítimo para quienes están tratando de dejar de fumar, explicó la doctora Claudia Sánchez, directora del Programa Nacional de Control de Tabaquismo del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Existen estrategias sicológicas y de motivación, consejería, consultorios de cesación tabáquica y otros, que son imple- mentados por los servicios de salud en el país, para los cuales pueden acercarse los interesados que quieran dejar el vicio.
El dispositivo se ofrece como una alternativa al cigarrillo tradicional, destinado tanto al público que desea seguir fumando sin inhalar las más de 7.000 sustancias tóxicas del tabaco, como a las personas que no quiere dañar la salud de otros que están a su alrededor.
“Se están haciendo estudios para ver el impacto en el consumo, aunque la estrategia que estamos realizando para el paciente dependiente de la nicotina, que es lo que provoca adicción en el cigarrillo, es desaprender la conducta del fumador. Con el cigarrillo electrónico se preserva esa conducta”, indicó Sánchez.
“En el proceso de rehabilitación tendemos a deshabituar al paciente de este vicio, con el cigarrillo electrónico se preserva esa conducta. Hay pocos estudios, pero hasta que no tengamos el aval que dé vía libre para ser utilizado como medio terapéutico, no podemos aconsejarlo”, dijo. Países como Argentina, Uruguay, Colombia y otros de Centroamérica prohíben su venta.