La última vez que se avistó un ejemplar de la abeja azul fue hace cuatro años, desde aquel entonces hasta la fecha se la creyó extinta. Un investigador pudo constatar que la especie aún tiene esperanza.
Este insecto de características inusuales depende de las flores de la planta conocida como Ashe’s calamit, la cual también corre riesgo de extinción, de acuerdo con una publicación del diario Clarín.
Chase Kimmel, investigador del Museo de Historia Natural de Florida, señaló que se cree que esta especie solamente vive en la región del Lake Wales Ridges, Estados Unidos.
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Esta área, según detalló, constituye uno de los ecosistemas reconocidos más ricos en biodiversidad del mundo pero también es una de las zonas cuyos ecosistemas desaparecen más rápidamente.
“Observamos una pequeña y brillante abeja azul tomando y frotando su cabeza encima de una flor entre dos y tres veces”, dijo a CNN al tiempo de expresar su emoción al verlo en el campo.
Kimmel encabeza un proyecto posdoctoral para determinar el estado poblacional de la abeja azul y su distribución.
El investigador destacó que encontrarla puede llevar varias horas e incluso días. Su estrecha relación con la planta en extinción puede influenciar en el nivel de polinización, lo que a su vez repercute seriamente en su supervivencia.