06 nov. 2025

Razones y sinrazones de electores de Haddad y de Bolsonaro en Brasil

AFP

RÍO DE JANEIRO - BRASIL

La segunda vuelta de las elecciones presidenciales del 28 de octubre en Brasil tiene altas probabilidades de consagrar ganador al ultraderechista Jair Bolsonaro, partidario de la liberalización del uso de armas para combatir la criminalidad y de privatizaciones para recuperar la economía.

Su adversario, Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores (PT), promete frenar las privatizaciones y retomar las políticas de inclusión social vigentes durante las presidencias del ahora encarcelado ex presidente Lula da Silva y de su sucesora Dilma Rousseff, destituida en 2016 tras un proceso de impeachment.

Bolsonaro fue creciendo en las encuestas y quedó cerca de liquidar el pleito en la primera vuelta del 7 de octubre, al obtener 46% de los votos, frente a Haddad (29%). El candidato del PT tuvo menos de un mes para hacer campaña, dado que sustituyó a último momento al popular Lula, cuya candidatura fue impugnada a causa de su situación judicial.

Su fuerte retórica contra el crimen y la corrupción ha resonado en brasileños cansados de asesinatos, asaltos y sobornos. Muchos interpretan el apoyo conseguido por este ex capitán del Ejército –un nostálgico de la dictadura militar (1964-1985) que justifica los métodos de tortura de aquella época– más como un anhelo de restablecimiento del orden que como un giro hacia un autoritarismo antidemocrático. Además, el mensaje de valores familiares de Bolsonaro se ganó a muchos de los creyentes católicos y evangélicos de Brasil.

Según David Fleischer, profesor emérito de ciencias políticas en la Universidad de Brasilia, Bolsonaro se ha beneficiado de un fuerte sentimiento anti-Lula y anti-PT y (de la idea) de que todos los políticos son corruptos. A pesar de que es legislador desde hace casi tres décadas, Bolsonaro es visto como un recién llegado con un historial limpio, dijo Fleischer.

Flexibilizar la legislación sobre porte de armas. “Las armas son instrumentos, objetos inertes, que pueden usarse para matar o para salvar vidas. Eso depende de quién las maneje”, afirma Bolsonaro.

“La política de control de armas y municiones tiene que ser mejorada, reforzando el rastreo del armamento”. “Brasil tiene que examinar atentamente las experiencias internacionales de política de drogas”, sostiene Haddad.