Por Federico Arias
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En la inminencia del último superclásico de la temporada, nos permitimos hacer una radiografía de los equipos que van a movilizar la pasión de un país entero, en el choque de camisetas más importante que registra el fútbol paraguayo a lo largo de su historia. Hagamos el ejercicio de analizar las chances individuales y colectivas que tienen Olimpia y Cerro para la fiesta del domingo.
LOS ARQUEROS. Ambos son debutantes en clásicos. Éver Caballero viene embalado por actuaciones sólidas, con un estilo arriesgado, fundamental en el mano a mano con los delanteros contrarios, y tiene gran responsabilidad en esta racha franjeada sin perder encuentros. En Cerro, Ezequiel Medrán se mostró rápido de piernas y reflejos en la derrota ante Tacuary; no fue presa de la inactividad en Primera desde que llegó al club. Una mala actuación en el arco, en este tipo de partidos, suele dejar una marca imborrable.
Para más datos preguntarle a Blas Hermosilla, Pablo Aurrecochea, víctimas de sus propias dudas en juegos anteriores.
LAS DEFENSAS. Cerro la pasa mal con equipos que le juegan de contra. A los centrales Cardozo y Cabrera les cuesta mucho el cierre en grandes espacios; el lateral Piris hasta ahora hizo todo bien en los cuatro partidos que lleva en Primera. Hace poco, Pedro Troglio lo protegió diciendo que el chico “alguna vez va a jugar mal”. El hincha azulgrana espera que “esa vez” no sea el domingo. En el otro lado, Alfredo Rojas está cumpliendo, lo que ya es un logro para quien no pudo afianzarse como titular.
En Olimpia, Caniza y Caballero encontraron la forma física. Ambos serán importantes por su experiencia. Pautasso no muestra continuidad en sus proyecciones, pero se afianzó bastante en la marcación. Diego Ciz, hasta ahora, no demostró ser jugador de clásicos y la gran oportunidad se le presenta el domingo.
EL MEDIO. Villarreal y Brítez por fin formaron una pareja, luego de tantos desencuentros. Alternan bien la misión de soltarse a acompañar a los puntas. Luis Cáceres es más importante que Julio Irrazábal, por tener mayor claridad a la hora de terminar las jugadas. Celso Ortiz tiene muy buen manejo, apego al juego colectivo, aunque le cuesta volver a tomar posiciones de marca.
En Olimpia se destacan el despliegue de González y la claridad de Leiva, aun con ese andar cercano a lo cansino. Rodrigo Rojas no puede quedar afuera, ya que es el único volante con cambio de ritmo trasladando el balón. Entre Paredes y Nico Martínez, la apuesta por el ex seleccionado sería mayor por su experiencia, más despliegue e importancia en el juego aéreo.
¿Y ARRIBA? LA GRAN NOTICIA PARA CERRO ES EL REGRESO DE CÉSAR RAMÍREZ. Por lo que mostró en el choque frente a Libertad, puede marcar la diferencia junto a Erwin Ávalos, éste con un impecable estado físico que le permite dejar atrás el cartel de delantero de área.
“No me dejen sólo”, suele decir con los gestos Marcos Lazaga, importante por la búsqueda constante, aun en inferioridad numérica con las defensas enemigas. El regreso de Juan Lucero desbordando por los extremos (fue figura en el clásico anterior) le daría al franjeado la fuerza ofensiva ausente en muchos encuentros anteriores.
No juegan por el campeonato, pero se juegan todo, nada más y nada menos que el fin de una paternidad, o la extensión de la misma, con el consiguiente estado de ánimo que ello generará en cada hincha del país.
Desde aquí lo empezamos a jugar; el domingo lo juegan ellos.