16 dic. 2025

Radio so?o intenta subir de categoría

PorJosé Nicolás Morínigo Alcaraz

Hace cierto tiempo el ex Ministro de Defensa el general Luis Bareiro Spaini expresó lo que pensaba en una nota enviada a la embajadora Norteamericana que provocó una serie de malentendidos y de “argelerías”. La cuestión terminó, como terminan las cosas en sociedades pequeñas y poco formalizadas, en donde se discuten las cosas intrascendentes y se dejan pasar las cosas trascendentes.

El presidente de la República se disculpó por el hecho y la misma embajadora dio por terminada la cuestión. Pero algunos políticos paraguayos se sintieron más ofendidos que la misma representante del país que, en estos días, mediante la difusión de comunicaciones oficiales, se está demostrando que espiaba. Esta cuestión es mucho más compleja que lo que la apariencia insinúa.

No se trata de comunicaciones analíticas, serias y fundadas en documentos o en hechos probatorios, que dan sentido a las opiniones. Por consiguiente, y esto es lo grave, las informaciones constituyen un claro intento de elevar la “radio so’o” a otra categoría.

Es obvio que las embajadas comunican lo que ocurre o lo que se dice que puede ocurrir en el país en donde se encuentran. Pero, esto no implica que se puedan utilizar los mismos datos que se utilizan para hacer efectiva la “radio so’o”, que era un medio común, hasta hace cierto tiempo en la sociedad paraguaya. La “radio so’o” consistía en el uso del chisme, aprovechando el momento en que la gente se encontraba en la carnicería, para la compra diaria de carne. Como la que se decía en esos lugares se trasladaba velozmente a todo el barrio, la agudeza popular acuñó la expresión “radio so’o”, como una comunicación que no tiene una fuente personal que le permita por lo menos cierta seguridad.

Pero, lo que está pasando es que la comunicación, por obra y gracia del poder y de la institucionalidad, convierte la “radio so’o” en una información que se supone es generada por fuentes mucho más serias y responsables. Otro problema clave y totalmente nuevo es que en el siglo XXI estamos en la era de la revolución en las comunicaciones, que afecta a la economía, a la estructura social y a la cultura. Sin embargo, el poder sigue manejando las comunicaciones con criterios totalmente superados. Nos damos cuenta del cambio que produce la revolución informática, pero no comprendemos la responsabilidad diferencial existente entre las informaciones. Por eso, la reacción del poder político fue la de averiguar cómo se obtuvieron esas informaciones, cuando la clave es sencilla, pues simplemente se trata de responder a dos preguntas: 1- ¿Se están manejando datos ciertos o simplemente se trata de algo virtual, de un juego ilusorio? y 2- ¿Se manejan los datos, en el siglo XXI, con el mismo esquema de siglos anteriores? No se trata de ciertos comentarios hechos en una ronda de tereré, se trata de una comunicación que se dio en un ambiente y se aplica a otro ambiente. El error consiste en utilizar una expresión irresponsable como si fuera una expresión de gran responsabilidad.

A nuestro anterior excelente ministro de Defensa, directa o indirectamente, le costó el cargo. ¿Que repercusión tendrá en los Estados Unidos? Si generan dos situaciones distintas quiere decir que la racionalidad no se encuentra en lo que se dice, sino en quien lo dice. Esto implica una alteración sustancial de nuestra forma de juzgar los hechos. El derecho como esfuerzo para hacer justicia se resiente.