La reciente celebración de la Navidad ha tenido nuevamente su lado oscuro. Durante las fiestas del 24 y el 25 de noviembre se reportaron casi 600 casos de violencia familiar, registrados por la Policía en el Sistema 911. Además hubo 19 personas fallecidas en diferentes circunstancias; ocho fallecieron en accidentes de tránsito, hubo cuatro hallazgos de cadáveres, tres casos de suicidio, un caso de homicidio, un feminicidio, un caso de ahogamiento y un caso de muerte accidental por disparo de arma de fuego, según el reporte del Departamento de Relaciones Públicas de la Policía Nacional.
Igualmente, el Hospital de Trauma registró en total 285 atenciones durante la Nochebuena y la Navidad, de los cuales 58 fueron heridos por accidentes de tránsito, 39 de ellos motociclistas y unas 8 personas fueron atendidas a causa de daños causados por el uso de artefactos de pirotecnia; 7 de estas víctimas son menores de edad.
Uno de los casos más conmovedores fue el ocurrido en Concepción, en donde un niño de solo 5 años de edad estaba jugando con los llamados fosforitos, cuando uno de ellos alcanzó a un bidón de nafta y ocasionó una fuerte explosión que le ocasionó severos daños. Tuvo que ser trasladado en una avioneta hasta la capital, permaneciendo en terapia intensiva. Otro niño quedó ciego tras manipular una bengala, otro perdió un ojo y otro perdió tres dedos. En estos casos se debe señalar la grave irresponsabilidad de los padres y de los adultos de la familia al dar un mal ejemplo con el uso de artefactos de pirotecnia y por permitir que los niños también los utilicen sin control ni acompañamiento. La Fiscalía debe intervenir y sancionar severamente a quienes resulten responsables de estos graves casos de inconsciencia, como una forma de aleccionar.
En la mayoría los casos de accidentes de tránsito y peleas violentas se ha podido comprobar como principal causante el consumo excesivo del alcohol y la inconsciencia de manejar vehículos en estado de ebriedad. Urge un mayor control por parte de los agentes de Tránsito municipales y de la Patrulla Caminera, que a su vez deben volver a ser controlados, ya que en lugar de sancionar con todo el peso de la ley vuelven a dejar en libertad a los infractores tras el cobro de coimas, favoreciendo aun más la impunidad y la corrupción.
La única manera de evitar que esta situación persista es trabajando juntos por una mejor educación y por una mayor conciencia ciudadana.
Urge que para esta celebración de Año Nuevo todos hagamos el esfuerzo de no caer en los excesos, para que no se repitan los episodios lamentables.
Debemos aprender a disfrutar sin necesidad de beber tanto ni de recurrir a explosiones que pongan en peligro a lo seres queridos. La alegría en familia no tiene nada que ver con las borracheras ni con el mbokapu. Comprender esta simple verdad nos permitirá recibir mejor al 2020.