La escalada se desató en menos de una semana: los enfrentamientos entre manifestantes palestinos y fuerzas de seguridad israelíes en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este se transformaron en conflicto entre Hamas e Israel en la Franja de Gaza, en tensiones en las ciudades mixtas donde cohabitan árabes y judíos en suelo israelí y en violentos disturbios en Cisjordania ocupada.
“Salvaguardia de los palestinos”. La escalada militar entre Israel y Hamas, con bombardeos israelíes contra la Franja de Gaza y cohetes lanzados desde el enclave hacia territorio israelí, ha dejado por el momento más de un centenar de muertos, la mayoría palestinos, entre ellos decenas de niños.
¿Qué buscan con estas ofensivas?. Hamas “intenta posicionarse como principal garante de la salvaguardia de los palestinos y sobre todo de Jerusalén, lo que es bastante novedoso en relación a lo que habíamos visto anteriormente”, considera Leïla Seurat, investigadora en el Observatorio de Mundos Árabes y Musulmanes (OMAM) de la Universidad Libre de Bruselas (ULB). “Claramente, intenta socavar al (presidente palestino) Mahmud Abas, que ya está muy debilitado, pero, más en general, siente que hay cosas que están evolucionando desde un punto de vista palestino”, dice. Estos últimos meses, Hamas, en el poder en la Franja de Gaza, y Fatah, partido laico de Mahmud Abas, con sede en Cisjordania ocupada, se habían puesto de acuerdo sobre una hoja de ruta para reconciliarse tras más de una década de divisiones.
Esta reconciliación pasaba por unas elecciones previstas este mes de mayo. Pero Abas aplazó sin nueva fecha los comicios, alegando que Israel, que controla Jerusalén Este, no autorizó las elecciones para los palestinos de la Ciudad Santa. Y Hamas, que quería afianzar su legitimidad en las urnas, se indignó con la medida.
Casi de forma simultánea, estallaron los enfrentamientos en Jerusalén, resultado de las manifestaciones a raíz de la amenaza de expulsión de familias palestinas a favor de colonos judíos en un barrio de la ciudad.
“Entre 10 y 50 días”. Ya desde los primeros cohetes lanzados desde Gaza, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acusó a Hamas de haber cruzado una línea roja. Pero el ejército no se limitó a unos bombardeos como represalia, como suele hacer, sino que lanzó una terrible ofensiva contra el enclave, donde viven dos millones de personas baja bloqueo israelí.
Para Yaakov Amidror, exconsejero de seguridad nacional de Netanyahu, Israel tiene que demostrar a Hamas que no le puede imponer nada, y para eso no sólo debe destruir las capacidades y las infraestructuras de Hamas sino que tiene que matar a sus dirigentes, afirma. “Los esfuerzos (buscan) matar el máximo número de miembros de Hamas y principalmente los expertos técnicos en cohetes y drones”, añade. Esta semana, el ejército israelí ha lanzado ataques selectivos contra numerosos responsables técnicos del grupo islamista, desde comandantes a ingenieros y especialistas en la fabricación de drones.
“Esto impacta a largo plazo la capacidad del movimiento de producir armas”, señala una fuente militar israelí.
El sistema antimisiles Cúpula de Hierro ha interceptado la mayoría de proyectiles, un dispositivo que hace ganar tiempo al ejército, estima Amidror. “Durará entre 10 y 50 días (...) al final, todo lo que simboliza Hamas como gobierno en Gaza será destruido”, asegura.