Un equipo de fútbol celebrando un campeonato con una hinchada cantando en las gradas como su banda sonora, familias enteras y grupos de amigos nuevamente reunidos, restaurantes y bares a pleno, eventos artísticos y religiosos masivos son la imagen ideal de una sociedad que ha vuelto a la normalidad tras el pico de crisis por el Covid.
Todo esto, sin embargo, solo será posible en la medida en que esa misma sociedad asuma la responsabilidad de seguir con protocolos y cuidados para evitar los contagios masivos por el coronavirus.
Se puede valorar, pero sin actitudes triunfalistas, que vamos saliendo paulatinamente de la grave crisis sanitaria que nos afecta desde hace casi dos años, desde la llegada de la pandemia del Covid-19. Esta crisis afectó gravemente no solo a la salud pública, sino además impactó fuertemente a la economía, y a diversos aspectos de la vida social, dejando a mucha gente sin sus fuentes de ingreso y con escasas posibilidades de subsistencia.
Precisamente por estos motivos es que, ante el peligro real de una tercera ola de contagios y considerando la existencia de nuevas cepas del coronavirus, se deben tomar medidas para prevenir volver a vivir los peores días de la pandemia.
Con esa intención, el Gobierno acordó recientemente con el sector privado establecer medidas diversas para evitar precisamente que se den contagios masivos que nos retrotraigan a una crisis sanitaria incontenible. Uno de los requerimientos sería exigir la tarjeta de vacunación contra Covid para las personas que acudirán a los eventos masivos.
La propuesta entre los sectores privado y público plantea exigir tarjetas de vacunación en las actividades de alta concurrencia de eventos en los cuales existe el riesgo de mayor contagio. El Ministerio de Salud aprobó el protocolo que permite habilitar el 100% del aforo, con el 80% de los participantes con el esquema de vacunación completo, y el 20% con el PCR negativo. El objetivo es realizar eventos de manera segura y, al mismo tiempo, aumentar la cobertura de vacunación.
Así también, se ha trazado un lineamiento para generar incentivos y se detalló que en aquellos departamentos donde los índices de vacunación son bajos habrá brigadas de vacunación instaladas en los estacionamientos de supermercados, ofreciendo algunos incentivos; lo mismo se aplica para el caso de los restaurantes, los cuales buscarán mecanismos para incentivar a que la gente que acceda con la presentación de su tarjeta de vacunación.
Este plan solamente podrá resultar exitoso si es manejado con absoluta responsabilidad y transparencia, pues los riesgos son considerables y su fracaso nos conducirá a un escenario por todos conocido: el colapso del sistema sanitario ante el contagio masivo.
Los protocolos y las exigencias no deben quedar solo en el papel y en los discursos, y para su cumplimiento será necesario el compromiso no solo de los sectores público y privado, sino el de toda la ciudadanía.
No se puede permitir que la salud pública colapse y vuelva a estar en grave crisis.