Varios países, incluyendo Estados Unidos e Irán, condenaron el ataque, el primero de este tipo contra la residencia de Kazimi, ubicada en la Zona Verde, un perímetro ultraprotegido que acoge también la Embajada estadounidense.
El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo sentirse “aliviado” al saber que el primer ministro “no resultó herido” y exigió que los autores del “ataque terrorista” sean juzgados.
El intento de asesinato contra el primer ministro iraquí fue llevado a cabo con “tres drones, dos de los cuales fueron derribados” por la guardia personal del primer ministro, indicaron dos fuentes de seguridad.
El tercero explotó su carga contra la residencia, hiriendo a dos guardaespaldas de Kazimi.
El ataque contra Kazimi, en el poder desde mayo del 2020, no fue reivindicado de inmediato. Kazimi pidió por Twitter poco después del ataque “calma y moderación de parte de todos, por el bien de Irak”.
El presidente iraquí, Barham Saleh, denunció un “intento de derrocar el orden constitucional”.
Irán llamó por su parte a “la vigilancia para descubrir los complots que amenazan la seguridad” en Irak, una alusión velada a Estados Unidos. Países de la zona, como Líbano, Siria, Catar, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudí, entre otros, también lo condenaron. La misión de ONU en Irak condenó el ataque en “los términos más enérgicos”, así como Francia, Reino Unido, la Unión Europea y la OTAN. AFP