No es un resultado determinante ganar el clásico de la sexta fecha, pero sin dudas que es un golpe anímico muy importante derrotar al rival eterno y con ello arrebatarle el invicto y el liderazgo.
Olimpia fue levemente superior en el primer tiempo y supo cristalizar aquello en el resultado también.
Cerro de entrada quiso establecer una presión alta, parando su línea de 4 defensores muy cerca del círculo de la mediacancha, con todo el riesgo que eso implica, dejando abierta la posibilidad de que Camacho y Santa Cruz queden mano a mano con los zagueros y hasta el propio Antony.
Ese plan no le redituó mucho a Zubeldía. Apenas un mano a mano perdido por Blas Franco con Alfredo Aguilar y nada más.
El equipo de Garnero rápidamente obligó a los azulgranas a replegarse y dejar de lado el plan primario de apretar bien arriba. ¿Qué hizo el Decano con la superioridad en cancha? Tuvo mucho más la pelota, porque Sánchez y Ortiz ganaron prácticamente todas las divididas, mientras, Otálvaro y Tito Torres jugaron como extremos, más ocupados en atacar que defender. Antes del golazo de Sánchez, a Camacho le cometieron una falta que debió ser sancionada como penal y en otra Roque Santa Cruz remató débil ante la salida Antony.
OBLIGADO A DEFENDER. En el complemento fue otro partido para el ganador. El Ciclón le quitó la pelota y le obligó a defender muy cerca del arco defendido por la figura del partido. Olimpia de Garnero está acostumbrado a defender con la tenencia de la pelota, pero el juego de ayer sirvió para demostrar que el DT franjeado tiene sobrado conocimiento de su plantel. Colocó a Leguizamón como volante central y a Vergara como lateral, sacando a Mendieta y Roque. Cambios defensivos necesarios, que terminaron siendo efectivos.