Desde el ataque de Hamás del 7 de octubre, y la reacción de Israel, con bombardeos a la Franja de Gaza, Petro convirtió X (antes Twitter) en una tribuna desde la que critica a diario al Estado israelí acusándolo de “genocidio” y “barbarie”, e incluso comparándolo con los nazis, y a Gaza con el campo de concentración de Auschwitz, pero sin condenar explícitamente el terrorismo del grupo palestino.
Israel respondió el domingo a “las declaraciones hostiles y antisemitas” de Petro con el anuncio de la suspensión “de las exportaciones de seguridad a Colombia”, país con el que hasta ahora había tenido una excelente relación política y comercial, y al que suministra material militar, como aviones, helicópteros, pistolas, piezas y accesorios de armas y equipos de tecnología satelital, entre otros.
De inmediato, el presidente amenazó: “Si hay que suspender relaciones exteriores con Israel las suspendemos”, y este lunes su canciller fue más lejos al instar al embajador de Israel, Gali Dagan, a “mínimo pedir excusas e irse” del país, tras acusarlo de “patanería insensata”.
Para la analista política Sandra Borda, profesora de la Universidad de los Andes, el manejo que Petro le está dando a la relación con Israel es “muy lamentable” y demuestra que el Gobierno tiene “dos problemas grandes”: la pérdida de la institucionalidad y el desconocimiento del derecho internacional humanitario al condenar la violencia de Israel, pero no el terrorismo de Hamás. Esa opinión es compartida por distintos sectores de la sociedad colombiana que consideran que en el manejo de las relaciones exteriores el presidente debe actuar con prudencia y ecuanimidad. EFE