07 feb. 2025

Pos-Covid, ¿pos-verdad?

Contagios. El 39% de las pruebas de Covid dieron resultados positivos en los últimos diez días.

Según la Real Academia Española, la verdad es la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente y también la conformidad de lo que se dice con lo que se siente o se piensa. En este sentido, la verdad es integradora de nuestro ser, es una exigencia profunda de nuestra interioridad y quien la busca tiende a encontrar tesoros de sabiduría en la realidad.

Sí, la verdad está ligada a la realidad de las cosas. Es “lo que ocurre verdaderamente” y se contrapone a lo fantástico e ilusorio.

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Entonces, buscando verdades sobre el Covid y el pos-Covid, nada mejor que mirar la realidad, pero no solo esa que nos muestran las estadísticas o los discursos… En estos días en que tanto se polarizan las ideas o se tiene gran sensibilidad con lo que nos ocurre en pandemia, ¿no sería interesante observar más y escuchar más “lo que ocurre verdaderamente” alrededor?

No solo ampliar un poco la mira, para no caer en reduccionismos, sino profundizar en el sentido de lo que nos ocurre y de lo que vemos les que ocurre a los demás.

Y, sobre todo, si nos da la altura humana, ponernos al lado y del lado de los que no tienen mucho poder para mediatizar sus preocupaciones y su sentir, de aquellos que sufren en cualquier periferia existencial, que están igualmente azotados por acontecimientos duros en este tiempo.

Me tocó de cerca la muerte de familiares queridos y la enfermedad de un compañero de trabajo que lo tuvo hospitalizado, y luego con un mes de reposo médico. Es impresionante cómo estas experiencias nos ponen de cara a la verdad de la fragilidad de la vida, pero también de su atractivo. Si nos fijamos, surge con más fuerza lo esencial, que en la rutina “es invisible a los ojos”, como decía poéticamente Saint-Exupéry.

Tanto se habla de un reseteo ecológico pos-Covid, por ejemplo, y en este frío algunos se conforman con abrigar bien a sus perros para dar la talla en ese sentido, mientras, por ejemplo, los asalariados con reposo médico y su familia no solo tienen que aguantar su convalecencia con el salario disminuido (IPS apenas subsidia algo) y los achaques de la enfermedad, sino también de la fuerte prueba física y sicológica del pos-Covid. Ni hablemos de los que están fuera del sistema previsional. ¿Ellos no forman parte del medioambiente que hay que proteger?...

Mientras algunos tratan de canalizar el descontento con medidas populistas o aumentan presión para cumplir sus propias agendas egoístas, otros hablan ya del pos-Covid como un reinicio o reseteo donde sobrevivirán solo los más aptos, y marcan una agenda política de alcance global con una ética que no se compadece de “lo que ocurre verdaderamente”, sobre todo con los vulnerables como son los ancianos, los niños por nacer, los pobres y su familia…, sino que parte y apunta a la fantasía y a la ilusión de formatear un mundo posverdad, de autoconstrucción voluntarista, de ensueño. Pero, ojo, soñar no debe ser sinónimo de escapar, huir, negar la realidad y alienarse, mientras otros detentan un gran poder invasivo y con afán de control; o, peor aún, de imponer una forma anestesiada de vivir. De esta tentación deshumanizante sacan provecho los pescadores de río revuelto que manipulan a las masas o, al menos, lo intentan, y a veces con una sutileza maligna.

Es verdad, la realidad a veces es dura, pero no faltan los aprendizajes, los consuelos, las sorpresas positivas, no está ausente la posibilidad de mejora. Así de persistente es el deseo de vivir libremente que tiene cualquier persona, aunque no tenga micrófono, ni cámara o tiempo para autoafirmarse en las redes sociales o en los grandes medios.

Si fuera cuestión de voto, yo me apunto a un pos-Covid bien aferrado a las certezas últimas que nos sostienen como personas y como sociedad; un pos-Covid con verdad, porque en ella se encuentra también la libertad. Y sin libertad responsable, no hay ni igualdad, ni fraternidad, solo violencia, engaño y manipulación.