29 jun. 2025

¿Por qué ser periodista?

Por Susana Oviedo soviedo@uhora.com.py

Más de veinte años atrás, una pregunta clásica en las clases de periodismo era esta:

¿Por qué querés ser periodista?

Los profesores la utilizaban el primer día de clases para distender el ambiente, crear un clima de acercamiento con los alumnos, pero particularmente para ayudarlos a aclarar su verdadera vocación.

Entonces surgían las típicas respuestas de los aspirantes a periodismo: “Porque quiero servir a la sociedad explicando lo que sucede"; “porque tengo mucha curiosidad por hallar la verdad de los hechos”, “porque me encanta viajar y conocer todo tipo de lugares y gente”, entre otras.

Aquella pregunta aparentemente ingenua se sigue empleando para que el postulante realice una introspección y halle en su interior las verdaderas razones que le llevaron a escoger la carrera de periodismo y no otras.

En la actualidad han variado mucho las respuestas y, detrás de estas, se nota que los objetivos también. Los jóvenes que ingresan a las facultades de Ciencias de la Comunicación son nativos digitales y ciudadanos homo videns (producto de la cultura audiovisual, de la imagen).

Un elevado porcentaje de ellos expresa con naturalidad que les gustaría ser periodistas de televisión. Especialmente conductores de algún programa. No tanto por el atractivo económico que conlleva, sino por la rápida notoriedad que permite obtener.

Es decir, la motivación central es el deseo de figuración, la posibilidad de volverse famoso a partir de trabajar ante las cámaras.

Aquello de investigar en busca de la verdad, ayudar a la sociedad a estar informada con suficiencia para que el ciudadano sepa cómo actuar y tome decisiones inteligentes, o de contribuir a mejorar el nivel cultural de nuestra gente, etc., quedaron atrás, como meras expresiones retóricas.

Llama la atención que, pese a que todos conocen internet y la están utilizando de alguna manera, por ahora, son contadísimos los que expresan su intención de convertirse en periodista para crear su propio medio en la web, y desde allí ejercer todas las funciones básicas del periodismo: informar, orientar, educar, entretener.

Quizá, porque desconocen la gran potencialidad de la red, que normalmente utilizan no con fines informativos (producir contenido multimedia, difundirlo a través de la web y obtener alguna rentabilidad), sino solo como un medio para interactuar, conocer gente y ganarse amigos. Eso que nuestros abuelos y padres hacían concurriendo a la plaza pública.

Pero este aspecto no es tan preocupante, puesto que en la medida en que las universidades analicen y acompañen el proceso de metamorfosis y reacomodo que sufre hoy la profesión, también los estudiantes a través de sus profesores aggiornados descubrirán esa vasta faceta de la red.

Lo que sí preocupa es que aspectos fundamentales como el sentido del otro, la capacidad de asombro hacia cada uno de los actos humanos y el insaciable cultivo del conocimiento, impulsados por una curiosidad permanentemente activa, siguen siendo valores intrínsecos de alguien que se empeña en ser periodista y, sin embargo, están cada vez menos presentes.

En contraposición ganan terreno el exitismo, la propensión al camino fácil y corto, la superficialidad. Además, el considerar que con el dominio de las nuevas tecnologías de comunicación o una buena imagen física basta y sobra para ser periodista.

Nada más errado con respecto a una profesión que demanda pasión, sacrificio y formación continua y que, al decir del maestro Javier Darío Restrepo, sigue teniendo un sentido de misión en su ejercicio profesional, independientemente de las plataformas en las que se desarrolle. Se trata nada menos que de satisfacer la necesidad básica del ser humano de conocer lo más relevante que está sucediendo en su entorno y en el mundo.

Este es un tiempo propicio para que estudiantes de periodismo y los profesionales en actividad nos replanteemos: ¿Por qué ser periodista?